20º Aniversário da Queda do Muro de Berlim
Experiencias únicas y primeras como la que vivimos hoy Silva, Sansom y yo, pusieron la guinda al día. Por mi parte, fue toda una novedad ir al mercado de Zimpeto a vender el repollo de Silva que cargamos antes de ayer por la noche en mi coche. El kilo estaba a 3Mt, así que ganó tan sólo 2000Mt. Curioso cómo se vende: aparcamos el coche y toda la gente vino como loca a llevarse el repollo después de regatear el precio y pesarlo. Luego en la calle se vende a 20Mt el kilo. Los intermediarios cobran también simplemente por pesar el repollo. Un dato interesante es el coste del transporte desde Sábiè: le querían cobrar 4000Mt.
Por otro lado, la gran experiencia del día para mis amigos Sansom y Silva, fue entrar en el Maputo Shopping Center y subir en “as escadas que andam” (es decir, las escaleras que andan), que es como llamaban entre risas a las escaleras eléctricas. Se lo pasaron pipa en subiendo y bajando por las escaleras. Al principio pensaban que se caerían y tenían miedo. No sabían si podían andar o si debían estar quietos. Se preguntaban cómo iban a bajar, y si tenían que agarrar o no el pasamano. Se rieron el uno del otro. Era para los dos la primera vez que veían esas escaleras.
Nos reímos de lo lindo recordando ese momento porque recordaban cada pensamiento que les vino a la cabeza: como que se caerían para atrás, que la gente se reiría de ellos y dirían que son “del mato”, etc. Yo les conté mi primera experiencia con las escaleras eléctricas en Cardona, cuando nos perdimos mi Amada hermana y yo, porque a mi me dio por bajar las escaleras, ella me persiguió para que yo no me perdiese y luego no sabíamos subir. Nuestros padres nos buscaban y mi hermana habló con una empleada de la Planta Baja que anunció nuestra pérdida por megafonía. Yo tendría apenas 5 añitos, y ellos con 20 y con 40 están viviendo una experiencia similar.
Khanimambo! por las escaleras eléctricas que tanto nos hicieron reír. Khanimambo! por este día de carreras y compras, pero siempre acompañado. Khanimambo! por los zapatos nuevos de mi coche, que no salía de un pinchazo para meterse en otro. Khanimambo! por esta experiencia de la venta del repollo, que nos abre una pista para la venta de las mangas.