martes, 31 de marzo de 2009

30 marzo 2009 - Las cárceles mozambiqueñas

Sábiè, segunda-feira 30 de Março de 2009

Ahora tendría que describir nuestro paseo de equipo por Maputo, y lo que viví al conocer al único sobreviviente del “asesinato en accidente aéreo” del Presidente Samora Machel. Sin embargo, tengo que expresar mi soberano cabreo por lo que ocurre en las cárceles mozambiqueñas.

La semana pasada murieron en una prisión de Nampula 13 hombres por asfixia. Las celdas están desbordadas, y donde deberían haber 15 personas, hay 60, y todo en 3 metros cuadrados.

Ahora, como primera noticia del Telediario, dicen que otros 18 presos murieron en otra cárcel de hambre. La cárcel fue construida en el año 1954, y desde entonces no ha tenido ni reformas ni mejoras. Al contrario, un vendaval se llevó el techo de una celda, y de tres que tenían, se quedaron con dos. Entrevistaron al Jefe Nacional de Prisiones y sus respuestas eran patéticas. La doctora del lugar dijo que los presos llegaban famélicos, aquellos que llegaban vivos. Además los entierran sin avisar a la familia, afirmando que la ley los ampara y que están perfectamente localizados los cuerpos.

El entrevistador le preguntó cuántos han muerto en este mes, y dijo 8 en vez de 18, y se mantenía en la mentira. El entrevistador le preguntó por el presupuesto de Prisiones, y no supo responder. El entrevistador le dijo que por qué en esas prisiones, ser condenado es igual que ser condenado a muerte, y no supo responder. El entrevistador le dijo que por qué sabiendo que un preso tenía cólera lo metieron con otros sanos, y no supo responder. El entrevistador le preguntó que por qué no tienen agua en condiciones para beber, y no supo responder… Hasta yo me quedo sin palabras ante tanto descaro. ¡Cuánta injusticia junta! ¡Cuánta muerte, cuánta inhumanidad, cuánto sufrimiento, cuánto dolor!

Sólo te puedo decir ‘Khanimambo’ por el paseo de hoy, pero lo que late en mi corazón es luchar y luchar por una vida digna para los más pobres. Gracias por el trabajo de mi diócesis con los presos de Madagascar, y gracias por el trabajo de los Mercedarios con los presos de Mozambique. Continúa fortaleciendo a aquellos que son capaces de sentir el dolor y mover el corazón y las manos, por éstos, los más pobres, olvidados y despreciados por todos.

sábado, 28 de marzo de 2009

25 marzo 2009- Recogiendo un cádaver en el Hospital

Malhangalene-Maputo, segunda-feira 25 de Março de 2009

Solenidade da Anunciação do Senhor. Nª Sª de la Encarnación – Haria

303106 fue el número de su placa. Costó 75 Mts en el cementerio de Lhanguene-Maputo. Eran casi las dos de la tarde y habíamos salido de casa a las 5.30h. Pasamos toda la mañana arreglando los papeles para el entierro de Maria Madoncela.

Estábamos João, Jesús y yo. La escena del depósito de cadáveres del Hospital General fue terrorífica, de lo peor que he visto en mi vida. Después de arreglar una serie de trámites fuimos João, esposo de María, y yo a reconocer el cadáver de su mujer.

Cuando llegamos entré decidido a la recepción y el olor fue tan fuerte que me mareé y tuve que salir de inmediato. Olía a muerte, a cadáveres, y no era ciencia ficción. Me acordé una vez más del artículo de mi amiga Mariola, “de entrar en los sepulcros, donde huele mal”, y haciendo de tripas corazón volví a entrar. Quizá hubiese sido mejor permanecer fuera.

El desfile de cadáveres a medio vestir, o con una sábana mal puesta sobre unas camillas de lata me golpeaban en lo más hondo. Sus cabezas se movían sin vida con el traqueteo de las idas y venidas. Todo envuelto en un olor que me dejó dolor de cabeza hasta las 21.00h. La suciedad y las cortinas azules me recordaban a un matadero.

Para nuestra mayor desgracia no encontraban el cuerpo de María Madoncela que hacía 4 días que había fallecido. Así que tuvimos que esperar unas 2 horas a que encontrasen sus restos mortales. Las listas estaban en papeles reutilizados escritos a mano, y también buscaban entre aquellas que denominaban “sin-nombre”. Cuando ya finalmente João pudo ir a reconocer a su fallecida esposa la estaban bañando para vestirla, y salió con el rostro desencajado. Yo le compré un vestido y una camisa blanca muy bonita, también una capulana y una sábana. Tenía sólo 31 años y quería que estuviese guapa para su último viaje.

La funeraria fue avisada por Acción Social del Hospital Central, unos auténticos buitres, “profesionales de la muerte”. Con ellos entré para cargar el ataúd de María Madoncela, así que me adentré un poco más en aquel “sepulcro”. Nuevamente me volví a arrepentir: los pasillos estaban llenos de ataúdes abiertos con los cadáveres de niños y jóvenes, porque curiosamente no vi en toda la mañana ningún anciano difunto pasar ante mis ojos. Sólo veía pequeños ataúdes con cuerpecitos de niños inertes y de jóvenes esqueléticos. Entre ellos estaba Maria Madocenla que no pesaría 25 kilos, muy bajita y escuálida de tanto sufrimiento y soledad.

De allí fuimos al cementerio donde no mejoró el panorama. Miles de personas y decenas de entierros en un macro-cementerio de la ciudad. Panteones y fosas abiertas donde podías ver decenas de cajas deterioradas por el tiempo. Era como una selva de horror y muerte. Allí compramos una placa identificativa y como era pobre la mandaron a uno de esos lugares apartados, tan lejos que tuvimos que cargar el féretro en nuestro coche para llegar a aquel lugar. Cuando llegamos tuvimos que llevar la caja unos 200 metros que se me hicieron interminables. Al principio intentaba no pisar las tumbas, pero era totalmente imposible. Están tan juntas que ni cabe un pie entre ellas, así que andábamos sobre las tumbas, muchas de ellas recientes y aún con las flores. Todo en la tierra.

Así, juntos los tres, con el cuerpo sin vida de Maria Madoncela rezamos una oración, echamos tierra en su tumba y cantamos “Ndza mu rhandza Yesu” (Amo a Jesús). Mientras los sepultureros discutían entre sí de muy mala manera y faltando el respeto que merece el dolor de ese momento sagrado. En silencio regresamos.

303106 es María Madocenla. Hoy ese número significa dolor, enfermedad, soledad y muerte. Pero también significa Hija, Vida, Alegría, Resurrección porque este mundo de sufrimiento ya pasó para ella, y ahora, por fin, se encuentra Contigo. Khanimambo! Tú sabrás tratarla mejor que en los hospitales donde estuvo perdida y sin que nadie la pudiese visitar más de un mes, mejor que en el depósito de cadáveres donde continuó perdida, mejor que en el cementerio donde reposa. Tú sabrás llamarla por su nombre, y preguntar por ella, y llenarla de Vida Nueva y de Alegría, colmarla de tu riqueza de bienaventuranza eterna. Hoy día de la Encarnación del Verbo te pido por esta semilla que hoy cayó en tierra y quiere dar mucho fruto. Amén. Khanimambo! Descansa María, Dios te ama con locura.

sábado, 21 de marzo de 2009

19 y 20 marzo 2009: "estado de amor que sana"/ La ultima estación del via crucis: resurrección de Lionel

Sábiè, quinta-feira 19 de Março de 2009

São José, Dia do Seminário na Espanha

Sus palabras fueron éstas: “Munganu wa we i vabzi”, es decir, “tu amigo está enfermo”. Dona Zura y Dona Rabeca en la cocina me informaron que mi amigo Venancio estaba mal de salud.

En estos días leí un artículo titulado: “Lázaro. El poder sanador de la amista”, escrito por Mariola López Villanueva y que me envió Sor Estrella. El artículo reflexiona sobre la relación de Jesús, Lázaro y sus hermanas como un “estado de amor o de gracia” que sana y reaviva al ser humano.

Zura, sin querer pronunció las mismas palabras del Evangelio y me despertaron rápidamente a la acción. A las 15h estábamos un grupo de 8 mujeres y yo, yendo a la casa de mi amigo Venancio.

Llegamos y estaba en calzoncillos, por lo que entró en su pallota y se puso una camisa, pero no tenía otro pantalón que el que estaba tendido –ya que nunca le he visto otro-, aún así se sentó con nosotros. Sus familiares nos contaron los malos días pasados y luego rezamos, aunque no son católicos ni están bautizados en otro iglesia. Al terminar se le veía feliz: “Mupfundisi a fuxelile a kaya ka me”, o sea, “El padre ha venido a mi casa a visitarme”, decía. Me alegró oírlo, sobre todo porque fue de las pocas cosas que entendí de toda la conversación.


No sé sin nuestro “estado de amor” conseguirá curarlo, pero a mí me sana, me llena de alegría y de vida, saber que soy motivo de alegría para los pobres y enfermos, aún sin saber dar una palabra de ánimo, desde el silencio y la presencia toda.

Sábiè, sexta-feira 20 de Março de 2009

Cuando terminó el Via Crucis nos quedamos charlando en la capilla sobre las visitas del domingo, hasta que llegó Felizarda, nuestra APE -enfermera- de la Misión. Venía a pedirme que por favor la acompañase al Hospital de Sábiè porque un bebé estaba muy enfermo. Le dije que sí, e inmediatamente subimos al coche y me contó la historia.

Ayer llegó una joven de 20 años con su niño de 6 y le dio un medicamento para lavar la sarna. Esta madre llegó a su casa y se encontró con otra joven de 17 años y con su bebé de 6 meses que estaba enfermo. Entonces le entregó el medicamento y la otro se lo hizo beber a su bebé de 6 meses. El bebé llamado Lionel comenzó rápidamente a vomitar y a llorar, hasta ahora. Casi lo mata.

En el Hospital le dijeron que no moriría porque está vomitando, y le dieron otro medicamento contra aquel que le dio a su hijo. Felizarda estaba cabreadísima porque dice que luego le echarán la culpa de las muertes de los niños. Y yo tenía los “ojos como chernes” oyendo la historia.

Khanimambo! Lionel está vivo gracias a Ti, gracias a que Tú le has creado para vivir aunque lo “envenenasen” por auténtica y pura ignorancia materna. Él está vivo y es precioso, gordito y tranquilo. La verdad es que pensaba que había terminado el Via Crucis cuando llegó Felizarda, pero me faltaba la última estación: La Resurrección y la Vida de Lionel. Khanimambo!

miércoles, 18 de marzo de 2009

17 marzo 09 (aprendiendo a ver)

Sábiè, terça-feira 17 de Março de 2009

São Patrício, missionário na Irlanda

Tempranito fuimos a la capilla de Kurrumane porque habíamos quedado con el albañil y con el carpintero, pero no aparecieron. Tanto uno como el otro habían ido a pescar al río, y sólo trabajarían por la tarde. Cuando llegamos sólo encontramos a un señor que estaba cortando hierba de cuclillas en el suelo. Lo saludamos e hicimos alguna llamada y nos fuimos. Él siguió con su tarea.

Por la tarde regresamos nuevamente y aquel señor continuaba con el mismo trabajo y en la misma posición. Me fijé mejor y me di cuenta que no andaba, sino que se arrastraba por la tierra. Tenía las piernas contra el pecho y se arrastraba por el suelo ayudándose de sus manos. Llevaba una especie de protección en los pantalones para no romperlos. Me impresionó su serenidad y su silencio.

A veces nos creemos que vemos y estamos ciegos. Khanimambo! por darme la oportunidad de encontrarme con él dos veces, porque me ayudó a pensar que puede necesitar unos guantes para andar. Danos sensibilidad para ver y para encontrar soluciones a los pequeños y grandes problemas de los más pobres.

sábado, 14 de marzo de 2009

DIA DE LA TOMA DE POSESIÓN COMO PÁRROCOS IN SOLIDUM DE LA PARROQUIA DE SANTO ANTONIO DE SABIE (Jesús Torres Bravo y Manuel Ramírez Medina)


Era el día de nuestra Toma de Posesión de la Parroquia, pero sobre todo de la despedida del Pe. Belo (salesiano)


Un grupo de mujeres preparando el almuerzo... Riquísimo!



Dentro de la Iglesia antes de comenzar la misa. La Iglesia es nueva. Tiene el techo de planchas metálicas, y el resto son cañas y palos. Cada cual trae su silla o su estera para sentarse. La celebración fue en la villa de Sábiè que es la Sede de la parroquia, a unos 5 km de la misión (de nuestra casa). Aquí se construirá la Iglesia y la casa parroquial.

DIA DE LA TOMA DE POSESIÓN COMO PÁRROCOS IN SOLIDUM DE LA PARROQUIA DE SANTO ANTONIO DE SABIE (Jesús Torres Bravo y Manuel Ramírez Medina)


Quizás la estampa más típica por estos andurriales...


El Sr. Arzobispo D. Francisco Chimoio y el Pe. Belo reciben una capulana, que es símbolo de Mozambique, de su agradecimiento y acogida.


Estamos viendo una pequeña obra de teatro


La obra de teatro


El altar de la Iglesia antes de comenzar la misa.

viernes, 13 de marzo de 2009

Fotos

I Encuentro de Catequistas de Sábiè, Marzo 2009

Centro de Salud de Mahungu

Alumnos escuela 4 de Outubro

Alumnos escuela 4 de Outubro

12 marzo 2009 (gesto sencillo: comparte una piña, me ayuda con bici...)

Sábiè, quinta-feira 12 de Março de 2009

Canarias dijo: No a la OTAN

Lo pequeño engrandece el corazón. No paro de sorprenderme ante los pequeños gestos de la gente sencilla que me ayudan a entrar en un proceso de conversión. Hoy mi amigo Samuel me llamó por teléfono tan sólo para saludarme, para saber cómo estaba y para compartir la alegría de la llegada de su hermano mayor de Sudáfrica. La verdad es que en medio de esta aridez, de este silencio, cada vez valoro más ese tipo de gestos.

Luego por la tarde, cuando regresaba de su cercado se paró frente a mi casa para ayudarme a arreglar mi nueva bicicleta. Tan sólo traía dos piñas de millo en los bolsillos y lo primero que hizo fue darme una. Me quedé de piedra porque yo soy de los que comparte sólo cuando me sobra y nunca cuando me falta. Así que intenté recusar su generosidad, pero me fue imposible. Agradecido la recogí como la ofrenda de la viuda en Lc 21, 1-4.

Me ayudó con la bici que, aún siendo casi nueva, está hecha polvo. De hecho mi primer paseo al río lo dí sin frenos y sin un pedal, pero mas contento que unas pascuas porque ya tengo bici y me va a permitir hacer un poco de ejercicio y moverme con facilidad. Me di mi buen baño en el río mientras ya oscurecía y regresé para rezar vísperas con el corazón agradecido…

Khanimambo! Quién no estaría agradecido por tener un amigo como Samuel! Me llama para ver cómo estoy, comparte su alegría, comparte su pobreza, me arregla la bici y me da lecciones de humanidad. Su gran corazón le hace muy rico y muy feliz, aunque sólo regrese con una piña a casa. Conviérteme, dame el corazón de los pobres que lo dan todo sin tener nada. Dame un corazón como el de mi amigo Samuel.

viernes, 6 de marzo de 2009

3 marzo 09 (nace el niño pero muere su madre)

Sábiè, terça-feira 03 de Março de 2009

Su hijo es precioso y tiene sólo un día de vida. Gordito, piel aún rojiza, arrugadito, con mucho cabello… para comérselo a besos. Estaba envuelto en una capulana bien tapadito y en brazos de su padre. Su madre había muerto en casa. Dio a luz aquella hermosa criatura en su casa, pero no echó la placenta y al día siguiente falleció.

Esto ocurrió en Sábiè, y hoy encontramos a su padre, un joven de unos 20 años, que había traído al niño al hospital para que le dieran leche, el hospital no tiene ni biberón. El padre tenía aspecto sereno y cuando nos vio fue corriendo para traernos y mostrarnos a su hijo. No dijo ni una única palabra. Sólo nos miraba.

Este es un drama, tristemente repetido en estas zonas rurales. Casi todas las mujeres paren en casa con parteras tradicionales. Esta semana hemos tenido dos casos de abortos caseros que se han complicado, aunque no han llegado a la muerte. Khanimambo! por los hospitales, los médicos y enfermeros que trabajan para que las mujeres no tengan que morir “sin razón”. Khanimambo! por la vida de este niño que nace en medio de la muerte para ser signo de esperanza y de vida.