domingo, 13 de febrero de 2011

Bienaventurados los felices...




Koboko, domingo 31 de Outubro de 2010
Mt 5, 1-11 (Todos os Santos, em Moçambique)

Ayer me llamó tío Costa para pedirme algo y como no lo entendí, le dije que hablaríamos a la hora de la reunión de jóvenes. Al terminar le pregunté cuál era el asunto y me dijo que necesitaba ayuda para traer su barco del río a su casa.

Quedamos para hoy, así que lo llamé para ver si ya estaba listo, pero me dijo que no sería antes de las 14.00h. Me dio un toque y me fui para un lugar llamado “Rola”. Allí me encontré a Vicente y a Costa esperándome. Cargamos una barca primero y dimos un viaje, y luego la otra, con todos los aparejos para la pesca: redes, remos, cajas, baldes, bicicletas... La temporada de pesca acabó hoy, y ahora descansan hasta enero.

Se ofrecieron para lavar el coche, así que nos fuimos a lavarlo a Mahungu. Ellos iban comiendo atrás en el mismo plato, y delante iban Pai y Bela (los dos hijos del tío Costa). Se me pinchó una rueda mientras descargábamos los bidones de agua de Costa, así que urgentemente, antes de descargar los bidones de agua de Vicente, fuimos a casa de Gito. Mientras arreglaban el neumático, Dona Joana se ofreció para escamar y limpiar los dos pescados que me regalaron mis amigos.
Para celebrar el fin de la pesca, les invité a una cerveza que aceptaron con agrado.

Inkomu! ¡Todos los santos! Si no me equivoco, los primeros santos cristianos fueron Pedro, Santiago, Juan… simples pescadores que también recogieron sus redes para pescar mar adentro. Hoy Vicente, Costa y otros muchos, son los bienaventurados, los felices, quienes nos revelan tu Alegría y tu ternura entrañable.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Una ternura sin límites...




Koboko, terça-feira 26 de Outubro de 2010
Lc 13, 18-21

Pasé la mañana en casa: hice un potaje de lentejas, una sopa y luego lo congelé todo. Por la mañana recibí la visita de Simbine con quien tomé un café, charlamos y vimos unas fotos.

Luego, vino el sr. António, a quien siempre le he tenido un especial afecto porque tiene una cara de bonachón que se la pisa. Siempre sonriente, gordito, grandullón y con carita de niño bueno. Quería que le llevase al sr. Vasco unas botas, pero sobretodo lo que le preocupaba era confesarse. Así cerré la puerta y celebramos el sacramento de la reconciliación. Fue emocionante y disfruté al sentirme “padre” que intenta transmitir con torpeza la ternura del Buen Dios, del Padre Bueno. Es el sacramento donde me siento más sobrepasado por la gracia de Dios, ya que sin saber ni cómo, entro en el misterio del otro que me revela mi propio misterio de barro y gracia, y al mismo tiempo me invade una ternura sin límites.
Acabé invitándolo a un chupito de Amarula (un licorcito de plátano buenísimo) para celebrar “la vuelta a casa”.

También celebré misa en casa de las Hermanas y allí agradecí este pequeño signo del Reino, esta levadura, este grano de mostaza que es la amistad, el sacramento del perdón…

Inkomu! Son casi las 10 de la noche y me siento lleno de energía, de vida, de alegría. Ahora tendré que descansar pero espero que mañana en Mavungwana dé lo mejor de mí y lo mejor de Ti: tu ternura entrañable.

miércoles, 2 de febrero de 2011

"Conviérteme siempre a los pobres"





Koboko, domingo 24 de Outubro de 2010
S. Rafael
DOMUND
Lc 18, 9-14

El calor era aplastante, y la verdad por delante, celebré las dos misas con mucho esfuerzo y pocas ganas. Además, al terminar se quitaba el luto por su hijo, el sr. Paulo (de Beira) y su familia. Así que allá fuimos toda la comunidad de N.Sra. de la Concepción. El calor era aún más inaguantable debido a que ya era mediodía. Pero además, al terminar me dijeron si podía visitar a Eduardo Cossa porque estaba peor de salud. Acepté porque en mí puede más el “deber” que el “querer”, así que sin mucho entusiasmo allí fui.

Mientras esperábamos a que acabasen de ducharlo, me estaba quedando dormido, pero cuando entré en su casa… todo cambió. Lo habían colocado en una estera, ha adelgazado notablemente desde que lo vi por primera vez. El SIDA lo está matando, o se lo está comiendo. Las piernas están llenas de lamparones y han perdido toda su musculatura, por lo que ya no da ni un solo paso, lo llevan en brazos.

Se movía con torpeza, y parecía que todo le molestaba: el roce de una pierna con la otra, el aire caliente,… Rezamos y al terminar su madre me dijo: “Queremos que lo bautice, sr. Padre” Después de un breve silencio le pregunté: “¿Deseas bautizarte? ¿Sabes el compromiso que asumes?” Me respondió que “sí”. Le dije que lo comentaría con el padre Jesús, y así lo hice. Jesús me dijo que lo mejor es acompañarlo durante un tiempo y luego poner una fecha para su bautismo. Me pareció muy sensato y me encantó la idea de estar con él y hacer un amigo a quien transmitir mi vivencia alegre de la fe.

Inkomu! Tú me sorprendes cada día, me regalas lo que más necesito sin merecerlo: un amigo, un corazón que sufre y que se quiere poner en tus bondadosas manos, a través de mis torpes manos. “Oh Dios, ten compasión de este pecador” y conviérteme siempre a los pobres, a los enfermos, a los más machacados.