martes, 10 de junio de 2014
Está absolutamente desnutrida
Missão,
sexta-feira 11 de Abril de 2014
Por más que le pregunté el nombre de la bebé
no consigo recordarlo. Lo que sí siento aún en mis manos es que pensaba que me
rompía entre mis brazos. No recuerdo su nombre, pero es una niña de ocho meses
que conocía ayer durante las confesiones en la Vila. Tuvimos una celebración
penitencial y una viejita se acercó con un bebé a la espalda. Vi su cabecita y
me quedé preocupado. Cuando llegó el momento de la paz, me acerqué hasta ella y
la vi claramente.
Al
terminar la celebración le pedí que me la mostrase y confirmé mis peores
presentimientos: está absolutamente desnutrida. Su vida es piel y huesos, con
una sonrisa cautivadora. Se mantiene viva porque tiene espíritu, porque Dios
está con ella. Sus bracitos parecen no tener músculos. Su abuela nos contó que
está con ella porque su madre está en el hospital. Luego Guida nos dijo que
está muriendo de SIDA en el hospital, pero que la niña lo único que tiene es
hambre. Me quedé de piedra.
Le
dijimos que mañana estuviese en casa de las Hermanas para llevarle leche y
cereales, pero no sé si sobrevivirá porque cuando llegan a esos extremos sólo
“resucitan” con sondas naso-gástricas. Sin embargo, la niña tiene algo
especial, jugaba conmigo, sonreía y sus ojos parecían alumbrar un camino, tan
abiertos como los ojos de las lechuzas que ven en la oscuridad.
Ni
khensile! Esta bebé da sentido a mi ayuno, porque me revuelve las tripas tener
comida y que hayan niñas muriendo de hambre a 11 kilómetros de mi casa. Mi
ayuno debe ser compartir con el hambriento, compartir porque esa niña me dio su
luz, su alegría, su mirada limpia que nunca sabrá por qué pasa hambre, y eso no
tiene precio.
Cargadas de hijos y de sonrisas
Missão,
segunda-feira 07 de Abril de 2014
Dia da
Mulher Moçambicana – Aniversário da Morte de Jossina Machel
No sé cómo sería la vida de las mujeres en
tiempos de Jossina Machel, pero hoy mismo 7 de Abril de 2014, paré para llevar
un grupo de niñas de 10 a 14 años que estaban cargando leña de Muthethenene
para la Vila. Y el paisaje es siempre el mismo: niñas y mujeres, jóvenes y más
niñas, todas cargando leña y agua, cargadas de hijos y de sonrisas. Algunas de
ellas estuvieron capinando alrededor
del alpendre. Salí a darles unas galletas por el día de la Mujer y se pusieron
felices. Quizá sea el único regalo que reciban en este día de la Mujer
Mozambiqueña.
A
media mañana tuvimos la reunión con Benigna y Quitéria. Seguimos avanzando en
los preparativos de la Escuelita Comunitaria. A ellas las vemos felices, y
nosotros estamos ilusionados.
Estuvimos
con Albino Simbine para ver los trabajos de cerrajería. No es fácil explicar lo
que queremos, aunque no es nada especial, sin embargo Simbine desprende bondad
y ternura, alegría y buen humor, así que hablar con él es siempre agradable,
aunque no nos entendamos.
Los
del ESTAE (censo electoral) nos pidieron permiso para quedarse en la Casa de la
Enfermera. Pasaron la noche en la escuela y casi se los comen las hormigas.
Ni
khensile! Mujeres mozambiqueñas construyendo futuro, muriendo a sí mismas para
abrir nuevos caminos. ¿Hasta cuándo tendrás que sufrir? Gracias por tu entrega
total, por tu trabajo abnegado y por tu amor hecho servicio diario.
domingo, 1 de junio de 2014
Un día para dar gracias por la vida humana y gatuna...
Missão,
quinta-feira 03 de Abril de 2014
Parió la gata. Creíamos que explotaría, pero
no. Finalmente trajo al mundo 5 gatitos hermosos y hambrientos que no se
despegan de la teta. La gran noticia me llegó cuando estaba en Korumana fui
para llevar a Latifu al hospital. Me quedé alucinando al ver su herida después
de unos 5 años.
Venía de Goane II de dos encuentros:
uno con los jefes comunitarios para hablar del nuevo horario del Puesto y luego
encuentro del Núcleo. Teníamos previsto el orden inverso, pero llegaron primero
los jefes tradicionales y luego los del Núcleo.
El
dolor en la pierna de Latifu es ya de tal calibre que lleva dos días y dos
noches llorando. El agujero que tiene en el tobillo es tan grande que le
entraba todo el líquido que hace una jeringuilla grande de hospital: un
diámetro de unos 5 cm y una profundidad de 6 cm. Es indescriptible. Ya siente
que el agujero le va a traspasar el tobillo. Él estaba bañado en sudor, sólo
del dolor inaguantable.
La
enfermera Raquel le echó su sermón diciendo que “la madre de Latifu –Dª Rosa- no sufre más de lo que ya ha sufrido,
porque recuerda los dolores del parto, que le dicen que él vino al mundo para
hacerla sufrir” No es fácil entender esta mentalidad, pero en este caso es
una verdad como un templo.
Y
como vamos en sentido inverso, por la mañana tuvimos el encuentro con Benigna y
Quitéria para ir aclarando cuestiones de la Escuelita Comunitaria:
motivaciones, gratificación, entrevistas con las madres, compra de material…
Ni
khensile! Un día para dar gracias por la vida humana y gatuna. Cada día está
más cerca la escuelita como realidad; Latifu perderá su pie, pero seguirá
adelante porque su madre seguirá luchando por él; y nuestra gata ya amamanta a
sus quintillizos que luchan por encontrar un lugar, una teta de la que chupar.
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