martes, 23 de diciembre de 2014

Nosotros somos sus manos, y ellos el corazón.



Missão, sábado 13 de Dezembro de 2014
Sta. Lúzia

                Los pobres también lloran. Después de la celebración de la eucaristía en Inkomanine tuvimos un largo debate sobre cómo hacer la capilla, es decir, sobre cuándo comenzar a hacer los bloques y dónde. Seguidamente fuimos a llevar nuestra “cesta básica de Navidad” a los más pobres. Fue conmovedor, como siempre lo es.
                La primera casa que visitamos no la conocía, vivía allí una anciana que ni sabía que estabámos en Diciembre,  pero ella estaba cocinando cuando llegamos. Cada casa es un panorama distinto, así por ejemplo visitamos a una joven huérfana y con dos hermanos pequeños; y también a una viejita que vive sola y que ha construido su pallota cerca de un viejito que también vive solo para tener un vecino.
                Pero quien más me emocionó fue una viejita que se emocionó y se echó a llorar de la emoción agradecida por el aceite, la harina, el azúcar y las judías. ¿Quién en Canarias se echaría a llorar por recibir estas cosas? Además, ayer por la tarde el viento derrumbó su casa y el techo de otra pallota de su casa.
                Todos los años digo lo mismo: esta realidad es insufrible, si no se vive desde Dios. Los pobres lloran de alegría, lloran por la emoción de sentirse visitados, sentirse amados, y por saber que Alguien les tiene en cuenta, aunque sólo sea para llevarles algo que comer por Navidad. Los pobres evangelizan mi corazón, porque estos sentimientos me muestran el amor de Dios.
                Pepita y Aurora estaban conmigo durante esta visita. Pepita en una de las últimas casas que visitamos estuvo vomitando, pero no me dijo nada, sino que se fue detrás del coche. Cuando la dejé en su casa estaba muy mal y salió pitando del coche porque no aguantaba los mareos y las ganas de vomitar.

                Ni bongile! Porque siempre nos abres los ojos y el corazón, y las manos como por efecto reflejo. Gracias por las personas que colaboran para que esta solidaridad sea posible, por quienes rezan, por quienes escriben, por quienes llaman, por quien envían dinero, por quienes se preocupan… Nosotros somos sus manos, y ellos el corazón que siente desde lejos; nosotros somos sus ojos y ellos los pies que buscan caminos y soluciones; nosotros somos los que nos llevamos los agradecimientos y los premios, y ellos quienes en la sombra te dan gracias porque no supo su mano izquierda lo hizo su derecha.
                Pepita está en tus Manos, ojalá que la cuides y le susurres al oído por donde dar nuevos pasos de aceptación y humildad.


lunes, 22 de diciembre de 2014

la miseria La característica homogeneizante




Missão, quinta-feira 11 de Dezembro de 2014

                Cuando llegamos a su casa la encontramos asando una pezuña de cabra. Se llama vovó Sitoe, no puede andar y debe tener cerca de 80 años. Estaba solita en su pallota, con la cabeza de la cabra sobre una palangana y las patas en otra. Allí mismo con un poco de leña estaba asando una pezuña. Nosotros le llevábamos el khisimusi (aceite, harina, judías y azúcar) nos recibió con alegría y nos agradeció el detalle. Y cuando ya nos íbamos nos recordó que quería bautizarse.
                Visitamos a seis familias, todas en situaciones muy similares donde la miseria es la característica homogeneizante. Visto con ojos humanos, esta pobreza nos duele al corazón porque roza los límites de la locura. Visto con los ojos de Dios, ellas y ellos son una llamada a seguir apostando por este hermoso pueblo de Mozambique, por los más empobrecidos de la tierra, por los que no cuentan para nadie en la macroeconomía porque no consumen, no compran, no gastan.
                Durante la tarde tuvimos la reunión con las madres y padres de los niños y niñas de la escuelita comunitaria de la Misión. Hicimos la evaluación final y agradecieron muchísimo el trabajo de nuestras educadoras.
                Ni bongile! Porque nos das tus ojos para ver más allá del dolor y el hambre, para ver las sonrisas en los rostros agradecidos. Gracias por tanto derroche de alegría que brota del corazón en casas en las que nada se esconde porque la pobreza te desposee de envoltorios y luces que distraen. Gracias por ese encuentro personal contigo en los últimos, en tus predilectos, en tus escogidos, en tus abuelitas…





domingo, 21 de diciembre de 2014

Aquí estoy para hecer tu Voluntad



Missão, quarta-feira 10 de Dezembro de 2014

                Esta mañana en mi oración personal le pedí a Dios que durante las visitas de hoy, las personas descubriesen su presencia cariñosa. Así fue. Hermoso, humanizador, gratificante y, sobre todo, evangelizador. Cada una de las personas visitadas, no paró de dar gracias a Dios por el aceite, la harina, las judías y el azúcar. Nuestra presencia misionera no debe quedarse en las personas que somos instrumentos del Buen Dios, sino que siempre deben apuntar a Aquel que todo lo Bueno lo hace posible, real, visible. Dios es el verdadero protagonista de este gesto de solidaridad. No soy de una ONGD, soy un cristiano y sacerdote que responde a una llamada. Estoy aquí en nombre de Jesús para anunciar su amor, y para ser testigo del amor de Dios Padre-Madre a este pueblo.
                Visitamos a 10 familias, cada cual más pobre. Saqué algunas fotos para compartir la alegría de los pobres con quienes nos acompañan desde mi tierra. Me impresionó el barrio de Xihlonine e Xihahene, donde visitamos sólo 3 familias. La pobreza rozaba lo inhumano. Pero además me dejó helado ver que los vecinos de aquellos a los que visitábamos estaban iguales o peor, pero no los conocíamos. Nos falta hacer un mejor estudio de esta realidad para detectar y poner nombre y rostro a todas las personas que pasan hambre en nuestra parroquia.
                Mientras Pepita, Benjamin y yo visitábamos en la Vila, Paco, Albino y Alberto visitaban en Matukwanyana. Allí se quedaron de piedra al encontrar a una niña de unos 12 ó 13 años que vive sola. Fallecieron su padre, su madre y su abuela. Vive cerca de su bisabuela, pero cada una en su casa. Su bisabuela la estaba enseñando a hacer carbón. Esta niña es carne de cañón para cualquier buitre que merodee por la zona. Hemos quedado en pensar una solución para esta familia, aunque no es fácil encontrar una salida para casos como este.
                Cuando terminamos las visitas, hablamos sobre lo vivido y discutíamos si había que tener un corazón duro o blando ante estas situaciones. Los seminaristas decían que debíamos tener un corazón duro y yo, por el contrario, que un corazón blando. Pero en el fondo no lo sé. Me gusta sentir el dolor del otro, porque me da fuerzas para luchar y me anima a seguir entregando la vida. Me da vida sentir el sufrimiento, ver y tocar la pobreza extrema, porque me revuelve las tripas y me hace salir al ruedo de la lucha por la justicia. Si algún día me derrumbase ante tanto sinsentido, estoy seguro de que Tú me darías dos buenas tortas y un cachetón para espabilarme.

                Ni bongile! Soy testigo de tus maravillas entre los empobrecidos. Soy cada día evangelizado por aquellos a quienes sirvo inútilmente. Todos los días los pobres bendicen mi camino con sonrisas, con palabras que suenan a cánticos de gloria que anticipan la Navidad. Sólo puedo decir dos cosas: Gracias y Aquí estoy para hacer tu Voluntad.