miércoles, 30 de diciembre de 2015
Los pobres nos llevan a los más pobres...
Vila de
Sábiè, sábado 26 de Dezembro de 2015
Pocas veces voy solo a las visitas a los más
pobres, pero hoy me vi en esa tesitura y decidí ir. Tocaba ir a Goane II y
conozco la localización de cada casa, así que me atreví a hacer solito las
visitas.
Fue
un regalo para el corazón. Todos reciben felices su comida: harina, aceite,
judías, azúcar, sal y té; pero una vez más, fue la niña Joana quien más se
alegró con mi visita. La vi corriendo de lejos, desde su casa, vino como una
bala. Tiene ya unos 7 años y es portadora de una deficiencia mental. Tiene los
ojos de una niña con síndrome de down y no ha crecido desde que la conozco.
Pero su alegría es la de una madre cuando aprieta su bebé recién nacido entre
sus brazos. Desde que la cogí en brazos y la llamé por su nombre, me sonrió y
me pidió un caramelo. Menos mal que llevaba caramelos en el bolso para todos
los niños que había allí.
La vecina de Joana es una abuelita muy simpática
que me informó que hay una señora muy pobre a quienes tenemos que visitar la
próxima vez. Los pobres nos llevan a los más pobres.
Por la tarde, jugamos al
baloncesto los jóvenes de la Vila. Siempre les meto una “tremenda tupía” porque
ninguno sabe jugar, sólo quieren encestar!!
Ni bongile! Tú me pusiste los
caramelos de Joana en el bolso. Nunca llevo, aunque siempre pienso que debo
tenerlos preparados para “una emergencia”, y cuando rebusqué en el fondo allí
estaban, dos para cada niña. Se quedaron felices, y yo radiante por poder ser
como un caramelo divino en las manos de un niño.
domingo, 27 de diciembre de 2015
La cena de Navidad entre las monjas, los curas y los seminaristas...
Vila de
Sábiè, sexta-feira 25 de Dezembro de 2015
Aniversário
de Caridad e do meu primo Roberto

A
Cristina le llevé una botella de 7UP, unos duraznos, tomates, papas y
pimientos. Me pidió permiso para comerse la fruta, y se la comió con tal gusto
que di gracias a Dios. Cristina está en la misma posición desde hace meses:
sentada y desnuda. Vive sola y tiene un problema de desgaste en la columna que
le impide andar. Cuando estaba con ella me llamó Miguel Lantigua, pero pronto
se cortó la llamada.
En
casa de Odete me llevé las sonrisas de sus hijos. La mayor está en 6º de
educación primaria y la menor tiene 2 años, María, en medio hay otros cinco
hermanos. Odete debe tener 35 años y su marido la ha abandonado con toda la
prole. Ella es de Beira, natural de Marrumeu, y aquí no tiene absolutamente a
nadie. Está sola, sin familia que le pueda echar un cable. Su hija María tiene
un tumor en su brazo izquierdo, y la llevé al hospital el día 22. Me dijo Odete
que ayer por el excesivo calor estuvo llorando todo el día y quejándose de su
bracito. A ellas les llevé refrescos, manzanas, pimientos, tomates, papas, etc…
Aunque con este calor lo que agradecieron fueron los 4 litros de refresco bien
frío.
Ni
bongile! Acabamos de tener en mi casa, la cena de Navidad entre las monjas, los
curas y los seminaristas, todo en ambiente agradable, pero yo ya me había
saciado con estas dos visitas. Aquí estoy Señor para agradecerte la oportunidad
de compartir y vivir en medio de quienes sufren para poder descubrirte en medio
de ellos, en sus pesebres.
UNA LLAMADA UN REGALO
Una llamada y un regalo. Así quiero dejar en
mi corazón grabado el día de hoy. La Navidad a más de 40ºC es un reto para
cualquier persona, pero la alegría desbordante, los cantos, las danzas de
todos… nos hacen olvidarnos por un momento del calor.
Sin
embargo, hoy quiero dejar en mi “re-cuerdo” una llamada y un regalo. La llamada
fue de Sansom. Era mediodía y estaba en la Misión, me dijo que estaba libre,
que lo habían soltado hoy y que se encontraba en el cruce del Shoprite. Me dio
una gran alegría, porque sentí su voz emocionada. Hoy es Navidad: cuando
alguien se libera, y comienza un nuevo camino, es Navidad. Sansom ha pasado un
año y medio en prisión, y a su hijo más pequeño lo conoció entre rejas. Sansom
es un trasto, pero tiene un buen corazón. No tiene rumbo en su vida, pero es
servicial. Ha sido de los jóvenes que han marcado mi presencia en Sábiè para lo
bueno y para lo malo, pero no puedo dejar de alegrarme con su alegría. Me
emocionó, sentí que fue el primer parto-salida de este día de Navidad.
Durante
la eucaristía de la Vila trajeron un ofertorio solemne de aúpa. Entre todo lo
que trajeron había dos fiambreras con comida. Al final me dijeron que era para
mi cena. En ese momento me di cuenta de que yo no había previsto ninguna cena
especial para esta noche. Me emocionó, pero ¿por qué? Porque es la primera vez
que mi cena de Navidad es la comida de los más pobres. Ellos han compartido su
comida conmigo, ellos han hecho un gran esfuerzo para poder darme una cena:
arroz, carne y chamuzas. Es decir, los pobres comparten lo mejor que tienen, lo
de más valor, lo que más les cuesta, y así se sienten verdaderamente felices.
Ni bongile! Mientras cenaba,
daba gracias a Dios por su llamada en la persona de Sansom y por su comida en
la cena que me preparó Ana María. Dios sigue naciendo así de misterioso, así de
silencioso, sin casi hacerse notar. De corazón te digo: aquí estoy para ser
Navidad!!
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