domingo, 1 de junio de 2014
Un día para dar gracias por la vida humana y gatuna...
Missão,
quinta-feira 03 de Abril de 2014
Parió la gata. Creíamos que explotaría, pero
no. Finalmente trajo al mundo 5 gatitos hermosos y hambrientos que no se
despegan de la teta. La gran noticia me llegó cuando estaba en Korumana fui
para llevar a Latifu al hospital. Me quedé alucinando al ver su herida después
de unos 5 años.
Venía de Goane II de dos encuentros:
uno con los jefes comunitarios para hablar del nuevo horario del Puesto y luego
encuentro del Núcleo. Teníamos previsto el orden inverso, pero llegaron primero
los jefes tradicionales y luego los del Núcleo.
El
dolor en la pierna de Latifu es ya de tal calibre que lleva dos días y dos
noches llorando. El agujero que tiene en el tobillo es tan grande que le
entraba todo el líquido que hace una jeringuilla grande de hospital: un
diámetro de unos 5 cm y una profundidad de 6 cm. Es indescriptible. Ya siente
que el agujero le va a traspasar el tobillo. Él estaba bañado en sudor, sólo
del dolor inaguantable.
La
enfermera Raquel le echó su sermón diciendo que “la madre de Latifu –Dª Rosa- no sufre más de lo que ya ha sufrido,
porque recuerda los dolores del parto, que le dicen que él vino al mundo para
hacerla sufrir” No es fácil entender esta mentalidad, pero en este caso es
una verdad como un templo.
Y
como vamos en sentido inverso, por la mañana tuvimos el encuentro con Benigna y
Quitéria para ir aclarando cuestiones de la Escuelita Comunitaria:
motivaciones, gratificación, entrevistas con las madres, compra de material…
Ni
khensile! Un día para dar gracias por la vida humana y gatuna. Cada día está
más cerca la escuelita como realidad; Latifu perderá su pie, pero seguirá
adelante porque su madre seguirá luchando por él; y nuestra gata ya amamanta a
sus quintillizos que luchan por encontrar un lugar, una teta de la que chupar.
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