
sábado, 22 de diciembre de 2018
Nuestra presencia debe ser pequeña, simbólica.
Sábiè,
segunda-feira aos 3 de dezembro de 2018
S. Francisco Xavier
San Francisco Javier
me acompañó hoy por los caminos de Mahungo-Ligongolo, Ndindiza, Mavungwana,
Vahla e Inkomanine. Fue hermoso sentir al pueblo más pobre, más simple, más
alejado. Estos días en la Misión, Vila y Korumana estuve muy feliz, pero hoy
sentí un plus al encontrar a quienes nadie visita.

Por la mañana, los encuentros más significativos
fueron con el Sr. Albino Chambule, que nos acompañó toda la jornada mañanera, y
luego con el Sr. Alcino Massango, a quien saludamos en su Puesto de Salud,
igual de flaco que siempre.
En Vahla encontré al
Sr. Moiane y a su esposa Dª Celina, que estuvo enferma estos días, pero ya hoy
se encontraba mucho mejor. Fue una pequeña fiesta, porque poco a poco fueron
llegando todos los miembros de la familia: Sara, Madalena, Joel, su esposa e
hijos, etc… Un verdadero rocío de alegría, pobreza y fe. Y finalmente, también
visitamos a Dª Clara y al Sr. Lizário en Inkomanine, que se alegraron muchísimo
de nuestra visita, pues me acompañó Fernando Blaff.
Khanimambo! Me
quedaron personas por ver y visitar, pero aun así me quedo con la alegría de
los pequeños encuentros. Este día de San Francisco Javier he podido sentirme un
poco más misionero yendo a donde nadie quiere ir, incluso aquellos que están
más cerca. Gracias por ese regalo de no tener miedo al camino, al encuentro, al
calor sofocante… por amor a mis hermanos a quienes deseo llevar tu Buena
Noticia.
Este pueblo me agranda el corazón
Sábiè,
domingo a 2 de dezembro de 2018
Aniversário
de nascimento do meu Pai, Rafael
Tempo de Advento C
Cada noche, llegado este momento, se me amontonan todos los sentimientos y emociones de la jornada. Tuve la suerte de poder estar en la eucaristía de Vila y Korumana, donde disfruté como un enano, especialmente en la acción de gracias, pero también a mi llegada, en el momento de la paz, o en la despedida. Este pueblo me agranda el corazón, me hace sentir libre, me invita a soñar. No cabe duda de que estar rodeado de tantos jóvenes y niños, ya transmite una energía especial para los misioneros. Acostumbrado en las islas a estar con personas mayores casi todo el tiempo, me había hecho olvidar la vitalidad que mana del encuentro con un pueblo joven.
Después de las dos
eucaristías tuve tiempo de charlar con muchas personas. Y luego vinimos para
almorzar con los seminaristas Pinto y António, las hermanas Ángeles y Pilar,
los padres Fernando y Eugénio, mana Célia, dona Guida y Dona Ana María. Era el
almuerzo de despedida de los seminaristas, tras un mes de experiencia en Sábiè.
Khanimambo! Me hubiese
gustado salir por la tarde a visitar, pero al no tener coche, me sentí con la
necesidad de estar en casa hasta que decidimos ir a tomar un café en casa de
las Hermanas. Allí estuvimos hasta pasadas las 20h. Fue un día de compartir, de
encuentros, de saludos y agradecimientos. Mi corazón se sigue ensanchando y
este pueblo sigue robando todo mi amor.
viernes, 21 de diciembre de 2018
Tantos abrazos que me reconfortan en este regreso a Mozambique
Sábiè, sábado
1 de dezembro de 2018


Khanimambo! Esa es la
palabra que más he oído estos pocos días que llevo aquí. Khanimambo! Dios de la
Vida, Dios de África y del mundo. Khanimambo! Jesús por el cantar de los
pájaros, por tantos abrazos que me reconfortan en este regreso a Mozambique, y
que me confirman que soy bienvenido en esta tierra que ojalá vean el cerrar mis
ojos.
¿Cómo agradecer la vida que me trasmite este pueblo de Mozambique en cada persona, en cada detalle, en cada lugar…?
Sábiè,
sexta-feira aos 30 de Novembro de 2018
Aniversário
do Juan Andrés
Sto.
André


Khanimambo! ¿Cómo poder agradecer un abrazo, que no sea
correspondiendo?. ¿Cómo agradecer la vida que me trasmite este pueblo de
Mozambique en cada persona, en cada detalle, en cada lugar…? He llegado a mi
casa, y aquí he recibido Tu Abrazo de Padre, tu acogida cariñosa y fuerte, de
brazos robustos.
Los primeros saludos estuvieron cargados de alegría.
Maputo,
quinta-feira aos 29 de novembro de 2018
Lar dos Anciãos Desamparados
Son casi las 10 de la noche y estoy
tan acelerado que, aun estando muy cansado, no consigo dormir. Ayer no tuve
siesta, ni tampoco dormí en el avión, pero no consigo pegar ojo.
¿Por qué? Porque estoy en Mozambique. Desde que aterrizó
el avión sentí que me crecía el pecho, el corazón me latía con más fuerza y no
hay quien me borre la sonrisa de la boca: estoy feliz. Durante todo el día no
he parado de hacer cosas, pero sobre todo de enviar mensajes a los familiares y
amigos para que puedan sentir mi absoluta felicidad.
Llegué sobre las 07:45h y cogí un taxi hasta la casa de
las Hermanitas. Los primeros saludos estuvieron cargados de alegría.
Especialmente cuando vi a vovó Madalena de Vahla y al Sr. Alberto Paipane. Las
hermanitas me han tratado a cuerpo de rey y me han contado sus peripecias, que
me ayudan a volver a esta realidad, a la realidad. Siempre digo lo mismo: esta
es la realidad del mundo, y lo que vivimos en otras latitudes son pequeñas
burbujas que impiden ver qué ocurre realmente fuera. Esta mañana mientras iba
por la calle observándolo todo, vi a un señor lavando zapatos en el agua de una
alcantarilla, pero a su lado había otro que se estaba lavando los brazos con
esa misma agua, los niños jugando a recoger basura en los canales de aguas
sucias, las mujeres sentadas vendiendo comida en las calles… Y todo se ve con
normalidad, con naturalidad.

Khanimambo! Sólo me faltó una cosa: celebrar la eucaristía,
porque sentí la necesidad de darte gracias cantando y bailando con este pueblo.
Sin embargo, viví cada minuto como una gran eucaristía: cada conversación, cada
encuentro, cada abrazo, cada mensaje, cada llamada, cada saludo y cada mirada,
fueron como un gran sacramento de encuentro en el que me sentí invitado a
compartir el pan de los pobres, el pan de Dios.
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