viernes, 21 de diciembre de 2018
Tantos abrazos que me reconfortan en este regreso a Mozambique
Sábiè, sábado
1 de dezembro de 2018
En medio de todo lo vivido hoy encuentro signos de vida y de muerte. Por un
lado, la vida de los acólitos que hoy tuvieron un encuentro en la Misión (37
adolescentes y jóvenes), con los dos seminaristas António y Pinto. Allí celebramos la eucaristía estando también
presentes la Hna. Pilar y el Pe. Fernando. Me pidió que presidiese la
celebración y casi temblaba, además de estar a punto de llorar dos veces. Han
sido años de contener lágrimas, y ahora me siento tan feliz que me cuesta no
llorar de alegría.
En la Misión, después
de comer salimos a dar una vuelta para saludar a los vecinos, y encontramos que
casi todos ellos estaban en una ceremonia. Cuando me vieron, salieron corriendo
a mi encuentro, y comenzamos a bailar y a cantar. Mujeres y hombres estaban
todos borrachos, pero la alegría fue tan desbordante que me daba igual. El
mundo se paró. Tuve la sensación de que no existía nada más que aquel momento,
que aquellos niños, que aquellas jóvenes y señoras. Hacía tiempo que no me
concentraba tanto en vivir el instante, sin nada más que no fuese gozar de la
alegría y la felicidad, y los abrazos por todas partes.
Khanimambo! Esa es la
palabra que más he oído estos pocos días que llevo aquí. Khanimambo! Dios de la
Vida, Dios de África y del mundo. Khanimambo! Jesús por el cantar de los
pájaros, por tantos abrazos que me reconfortan en este regreso a Mozambique, y
que me confirman que soy bienvenido en esta tierra que ojalá vean el cerrar mis
ojos.
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1 comentario:
Si que entiendo tu amor por Mozambique, Dios quiera tu vida y salud sea plena, para que sigas dándote de corazón, a tan lindas personas
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