jueves, 5 de noviembre de 2009

LOS SABORES DE MI TIERRA



Sábiè, quinta-feira 22 de Outubro de 2009

El 22 es quizá mi número mágico, quizá porque nací bajo esa estrella. Quizá por eso hoy el día me haya sonreído sobremanera: firmé mi Contrato de Amistad para el 2010; tuve una reunión del programa de apoyo a los niños con HIV; fui al río a coger agua, a bañarme y a pescar; jugué al baloncesto con nuevos amigos y ahora tengo tiempo para rezar en soledad.
Ha sido un día de alegría, de risas. Además, invité a Samuel y a Sansom a un desayuno canario con aceitunas del país, queso majorero, gofio, bizcocho… No paraban, y lo más que les gusta es el gofio. Se “jincaron” medio kilo del “tanganazo”, y no paraban de dar las gracias. Se hicieron unas pellas que daba sentimiento. Me hizo pensar en el éxito que tendría aquí un Molino de Gofio. Quién sabe….

Khanimambo! Me encanta compartir los sabores de mi tierra! Me hace sentir de aquí y de allá. Mis raíces entran en estas tierras. Los biberones de “lechita con gofio” que me hicieron crecer con salud, ahora son la alegría de mis nuevos amigos. Que todos ellos, y especialmente los niños y niñas que nacen con HIV puedan superar, gracias a una buena alimentación, sus problemas de salud.



Sábiè, sexta-feira 23 de Outubro de 2009

Ya estaba dentro del coche para ir a Moamba cuando me llamó Augusto de 7 de Fevereiro. Quedamos para esta tarde a eso de las 17.30h en su casa. Él tiene una pequeña tiendita de “aceite y vinagre” donde atiende a la población de Mutetelele.
Mientras charlábamos, la gente iba y venía para comprar sus cositas: fósforos, arroz, caramelos, refresco, vino, cigarros, etc. La verdad es que se veía cierta clientela. Algunos se sentaban a beber allí mismo. De tal forma que la mayor parte del tiempo estuvimos acompañados.
Llegó una pareja con dos niñas, de 2 y 4 años aproximadamente. Con nosotros estaba Manuel Macuacua bebiendo Coca-Cola con Tentação (bebida alcohólica de alta graduación). Ni corto ni perezoso les ofreció a las niñas. Me opuse cuando lo ví, aunque pensaba que era una broma. La más pequeñita sólo se mojó los labios, pero la mayor bebió una buena cantidad. Yo no salía de mi asombro. Y todos ellos continuaron tal cual, con la mayor naturalidad del mundo. De hecho la niña lo bebió como quien bebe agua.
Cuando se fueron, Augusto me dijo que está cansado de ver todo tipo de rarezas, como adolescentes que mezclan Tentação con leche condensada, o niñas que se venden sexualmente por dinero con el consentimiento familiar.

Khanimambo! Vi pasar un escorpión y me dio tiempo de avisar “Basopa!” para que no mordiese a una niña mientras compraba. Gracias por este rato con Augusto y por lo que voy aprendiendo de él y de su manera de ver la vida. Gracias por el Imán que conocí hoy en la “barraca” comprando cerveza y justificándose de que Dios no prohibió beber alcohol.

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