Koboko, quarta-feira 20 de Outubro de 2010
Lc 12, 39-48
La experiencia de la que hoy me gustaría dejar constancia es simple como la vida misma. Tuvimos la primera demostración culinaria en Baptine, y también la primera en la que participa la Hna. Aurora. Se la veía muy feliz. Yo interiormente estaba también radiante porque noto como voy ganando “feelling” con los niños.
A uno de unos dos añitos lo tuve en brazos hasta que se durmió, otros venían a jugar conmigo, otro se me pegaba para que yo lo abrazara, otros venían buscando cosquillas. Fue muy especial, porque me ha costado ser natural y que los chinijos no me tengan miedo por ser “mulungu”. No digo que lo haya conseguido, pero ya veo que tengo suficientes herramientas para poder llegar a sus corazoncitos y hacerlos reír.
Inkomu! “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá. Al que mucho se le confió, mucho se le exigirá” Y con alegría reconozco que yo he recibido muchísimo amor, por eso sé que debo mucho cariño; he recibido mucha alegría, por eso sé que debo muchas sonrisas; he recibido una vida, por eso sé que debo una vida. Como decía mi tocayo de Tabayesco, D. Manuel Ramírez Brito: “Una le debemos, tenemos que pagarla”, y yo le aumento: “pagarla… con mucho amor”
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