domingo, 23 de diciembre de 2012

Ver a una niña con malnutrición, es algo a lo que no te acostumbras jamás.



Missão, segunda-feira 12 de Novembro de 2012



                Ver a una niña con malnutrición severa es algo a lo que no te acostumbras jamás. Se llama Alcina y vive en Mugkakaza II, a unos 15 km de Mavungwana. Jero, Alcino y yo fuimos a verla a su casa porque las Hermanas nos dijeron que está en una situación grave. Mide 70 cm, pesa 6.400gr y tiene 1 año y 4 meses. Todo su cuerpecito estaba cubierto de sarna. El angelito no paraba de rascarse, incluso cuando cerró los ojos porque estaba con sueño. Su hermana mayor tampoco paraba de rascarse por la misma suerte. Nos alegró ver que frecuenta el hospital, lo cual indica que se preocupa por su hija, pero la niña necesita un refuerzo alimenticio muy fuerte.



                Para llegar a la casa de Alcina y de su mamá Khensani, pasamos por unos parajes preciosos en los que encontramos una pequeña represa con hipopótamos y algo aún más sorprendente: un puesto de salud y una escuela abandonadas, pero que fueron construidas el año pasado. Nunca se han utilizado. Las construyó alguien a cambio de madera, pero están en estado de abandono.


                Regresamos muy cansados, y por el camino encontré a mi amigo Manuel de Baptine, borracho como un chuzo, y que no paraba de dar gracias a Dios por haberme visto. Nos reímos y hablamos un poco.




                Inkomu! Si tuviese que escribir toda la actividad de hoy (misa, visita a la tienda, visita al hospital, ida al río, catequesis de los seminaristas, reparto de los kits…) me pasaría como hace unos días que me quedé dormido sentado y con los dedos en el teclado. Por cada encuentro te doy las gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como la semilla de trigo... quebrada para dar vida. Eso es lo que se llama gastar (más bien invertir)una vida para dar fruto. Gracias por compartir estas cosas y GLORIA A DIOS!!!

Anónimo dijo...

Si, gracias por compartir con todos esta alegría y esta fuerza