viernes, 22 de febrero de 2013
Gracias a Dios por aquel simple gesto...
Missão,
terça-feira 25 de Dezembro de 2012
Natal
Aniversário
de Caridad e do meu primo Roberto
Sin lugar a dudas los pobres saben hacer de
su pobreza una inmensa riqueza, y de manera simple nos enseñan a compartir lo
poco para que milagrosamente se convierta en mucho. Ocurrió en Inkomanine.
Al
terminar la misa me dijeron que si me podía quedar un ratito para celebrar la
Navidad. Trajeron una botella de Coca-Cola, 4 trozos de un queque y un vaso.
Todo lo pusieron encima de la mesa del altar y allí milagrosamente se
multiplicó. Primero me sirvieron a mí, y cuando yo acabé todos comieron y
bebieron del mismo vaso y de los mismos trozos que se fueron partiendo y
repartiendo.
Estaba
cansado mientras observaba la escena envuelta de alegría y bromas del tipo:
“Teníamos una vaca preparada para esta fiesta, pero se nos escapó”. No pararon
de cantar y reír. Todos nos fuimos contentos. Me detuve a contemplar y dar
gracias a Dios por aquel simple gesto. Quizá nunca una Coca-Cola me supo tan
bien.
Inkomu!
Los milagros se repiten. También en Ligongolo hicieron una ofrenda solemne y
trajeron batatas, calabazas y cebollas por mi cumpleaños, y además el sr.
Mahlaule contó una historia “Wa ku ringana, wa ku ringana…” donde a su manera
contó la historia de mi vida y cómo Dios me trajo a Mozambique. Parecía como si
Tú se la hubiese soplado al oído. Inkomu swinene por estas señales
imperceptibles de tu Presencia amorosa!
Son
las 00:50h y no consigo quedarme dormido. Tuve la suerte de poder llevar a una
recién nacida al hospital. Cuando ya estaba dormido me llamó Atália para
decirme que la esposa de Beliz estaba de parto y que no aguantaba los dolores,
y que la encontró en el mato. Salí rápidamente pero cuando llegué la niñita
nació y comenzó a llorar. Nació al aire libre, detrás de la pallota de Atália,
y rápidamente me la trajo recién-nacida y cubierta de sangre, como si el padre
fuese yo. Tan oscuro estaba que ni siquiera supimos en ese momento si era niño
o niña.
En
cuanto su madre se pudo poner en pie, nos fuimos al hospital. La mamá perdía
todavía sangre y manchó mucho, sólo que como íbamos en el Land Cruiser, ella
misma lo limpió con unas capulanas.
Beliz
quiere que le ponga el nombre a la niña. Si insiste le diré que su nombre es
María, porque ¿qué otro nombre podría tener una niña que nace el 25 de
diciembre? ¿Salvadora, Jesusa, Crista? Me quedo con María. Aunque le daré a
escoger entre María y Natividad.
Inkomu!
Ya ni siquiera naces en una pallota, sino fuera de ella. Nos sorprendes en
medio de la noche con nombre de niña. Ahora estoy desvelado y cansado sólo de
pensar que mañana-hoy iré a Maputo.
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