jueves, 21 de noviembre de 2013
Hasta decir basta...
Missão, sábado 19 de
Outubro de 2013
6º Aniversário da
chegada a Moçambique
Celebrar la misa bajo unas chapas mantenidas
por unas estacas, pasando frío, rodeado de niños sucios hasta decir basta,
frente a una mujer con 10 hijos, otra con 7, y que al final de la misa te piden
que pares en la fuente para coger un bidón de agua… puede ser algo común, pero
hoy lo viví de una forma muy especial.
Seis
años en Mozambique, sabiendo que cada día ha estado cargado de la intensidad
del sufrimiento y la alegría, de los encuentros y las sorpresas, del dolor y
las luchas, de sonrisas, de diálogos y silencios… Hoy estas misas de
Matukwanyana y Mavungwana han sido como un bautismo. Fue aquí donde soñé vivir
y morir, y aquí estoy viviendo y dando la vida, y de alguna manera muriendo
feliz.
Todavía
estamos impactados por la pascua de Elimar, y en Matukwanyana nos enteramos de
que también falleció la abuela de un bebé a quien damos leche y cereales
(porque hace unos meses, murió también su madre). Ahora el bebé pasa a las
manos de su abuela paterna. En menos de 8 meses este bebé ha tenido tres
madres: la que le dio la luz y la vida, la que dio la luz a su madre, y la que
dio a luz a su padre.
Ni
khensile! Seis años después Mozambique sigue siendo un país de vida y de
muerte, de niñas y abuelas, de SIDA y malaria, donde nunca sabes por qué
ocurren las cosas y donde a veces es mejor no saberlo. Mozambique asusta de
lejos y de cerca, pero sin embargo enamora.
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