domingo, 28 de abril de 2019
Con el corazón rebosante de Agua Viva.
Hwange,
quarta-feira aos 20 de março de 2019
Realmente he comenzado este relato en Hwange, pero estoy viajando desde las
21h en dirección a Harare, donde cogeré un chapa hacia Mozambique sin hacer una
parada prolongada, porque quiero regresar cuanto antes a Songo.
Este día ha sido un regalo
de principio a fin, sobre todo porque pude estar por segunda vez en mi vida en
las cataratas de Victoria Falls. Intentar describir las cataratas lo considero
tiempo perdido, porque todo es sobrecogedor y va más allá de lo imaginable.
Vuelvo a decir, y sin el más mínimo rubor por mi chovinismo canario, que es el
lugar más maravilloso del mundo, y el que más me ha cautivado. No soy
precisamente un viajero, y sé muy bien que hay rincones del planeta
absolutamente espectaculares, sin embargo, me rindo a los pies de esta
maravilla de la naturaleza escondida en la frontera de Zambia y Zimbabwe que
tiene al río Zambeze como protagonista.
Fuimos Serafín –como guía
turístico-, Isidoro, Luís Ángel, Jorge y yo. La visita fue rápida, porque de
allí íbamos directos al aeropuerto para que ellos embarcasen rumbo a Zambia.
Sin embargo, la experiencia de Victoria Falls es envolvente: el agua que nos
baña, su tronar cayendo por los acantilados, la naturaleza en estado puro… te
hacen sentir tocar el cielo.
Tatenda! La tarde fue tranquila. Leyendo noticias
en internet sobre el ciclón, y con la tranquilidad de saber que Alberto está
bien. Y ahora estoy viajando en una guagua en dirección a Harare, adonde
llegaré d.m. sobre las 8 de la mañana, con el corazón rebosante de Agua Viva.
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