viernes, 19 de julio de 2019
Mozambique aún tiene mucho que dar.
Songo,
domingo aos 5 de maio de 2019
Como todos los domingos, hoy presidí dos
eucaristías. La segunda la mejor que la primera, porque está el pingajo de tres
años llamado Estélio, al que le llevé su alba para que disfrutase como acólito.
Es el alba más pequeña que tenemos, y aun así tuvimos que ponerle un cíngulo y
remangarla, porque es muy pequeñito. Toda la gente estaba que se moría de la
risa al ver cómo le colgaban los pies de la silla.
A las 14H:00 se despidieron los jóvenes, y me
pidieron unas últimas consideraciones y la bendición final. Con ellos, y con
nosotros, ha estado el Hno. Pablo durante todos estos días. Su presencia es una
bendición de simplicidad y pasión bondadosa.
Y a las 15H:00 tuvimos la reunión con los
encargados de educación de los alumnos del internado. El encuentro fue muy
fructífero, había muy buen ambiente e incluso dimos una vuelta para que
conociesen las instalaciones y nuestra huerta, que está preciosa.
Cuando ya me iba, vi que los jóvenes estaban
sentados esperando la cena y decidí hacer un par de dinámicas con ellos. Esas
dos horas que me supieron a gloria. Lo tendré que repetir más a menudo.
Tatenda! Por este último tiempo vivido en
gratuidad con estos jóvenes que se divirtieron como niños. Gracias por estos
días intensos, donde los encuentros nos hacen soñar que este Mozambique aún
tiene mucho que dar.
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