Songo, jueves 09 de febrero de 2023
Cumpleaños de la enfermera Rosa Joel
Ayer me llamó mucho la atención ver como Eva salía una y otra vez de la iglesia para vomitar. Estábamos en la misa, y habían venido todas las niñas, además de Fátima e Ebinete, porque era el cumpleaños de Dª Rosa que es muy amiga de ellas. Siempre que Eva salía, detrás la seguía Ebinete, y después de unos minutos volvían a entrar en silencio, al igual que salieron.
Por la mañana, yo había estado en el internado y estuve con Eva y con Patricia, que habían ido al médico y no a la escuela. Las dos dieron positivo de malaria. Yo les hablaba dándole ánimos y gastándole bromas, pero ellas sólo me miraban, casi sin expresión en sus rostros.
Hoy regresé al internado y ya son cuatro las enfermas: Eva, Patricia, Sara y Chorida. La escena se repitió: yo les hice carantoñas y bromas, pero ellas sólo me miraban.
Tatenda! Me quedo impresionado de la fortaleza de estas niñas, porque no lloran, no muestran su dolor, no se quejan… Incluso me contó Fátima que Eva lleva mala dos días, pero ella sólo lo supo ayer, porque cuando tenía ganas de vomitar se iba sola y vomitaba sin decir nada hasta que sus amigas la descubrieron. Creo que nunca llegaré a conocer esta cultura, este pueblo tan duro, tan fuerte ante el dolor… por eso te pido que me abras bien los ojos y el corazón para sentir su dolor aunque ellas no lo manifiesten y poder así anticipar su cura.
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