Songo, lunes 20 de marzo de 2023
Desde las 7 de la mañana salimos para la cárcel a buscar a los presos que irían a cavar la fosa. Esta prisión es diferente, tan diferente que los 5 presos se montaron en nuestro coche sin ningún funcionario de prisión, y nos fuimos solitos al cementerio.
Yo había cogido dos palas, dos sachos, un hacha y dos baldes para que pudiesen abrir la tumba. Con nosotros también fue Julio Adolfo que es el animador de la comunidad Mártires de Uganda, y dos familiares de Eufrasio para elegir el lugar donde cavar. Al llegar al cementerio nos enteremos que Eufrasio sería enterrado junto a una hermana que había fallecido hace unos años, y que era menor que él. Acabamos por escoger un terreno entre su hermana y un sobrino. Adolfo y yo nos fuimos y dejamos a los presos cavando, para prepararles el desayuno, porque la recompensa de los presos es la comida. De hecho, los presos que son elegidos para este trabajo son los que la prisión premia por su buen comportamiento.
Una vez en mi casa les preparé bocadillos y té, mientras que Adolfo les preparó xima y pescado. También tuve que escoger ropa mía para poder vestir a Eufrasio, pues la familia no tenía nada. Regresamos al cementerio y les entregamos el desayuno. Habían cambiado de lugar porque encontraron una gran roca, y abrieron una segunda fosa al lado de la primera.
Le entregué la ropa a la familia que estaba dando un baño y preparando el cuerpo de Eufrasio. A las 10H:30 ya estaba preparada la tumba y también el difunto, así que me fui al hospital para rezar con la familia. Él no era católico, su madre es bautizada en la iglesia Metodista, pero creo que no es asidua a su iglesia y acabamos un grupito de católicos rezando por Eufrasio, mientras su madre no paraba de llorar.
Nos fuimos al cementerio de Canchenga con solo dos coches, el fúnebre y el mío. Allí rezamos, enterramos a Eufrasio y luego llevamos a los presos de nuevo a la cárcel. Un entierro muy triste, y todos los entierros lo son, pero las circunstancias lo hicieron aún más fúnebre y doloroso.
Tatenda! Por toda la gente que nos ayudó: los presos, los del hospital, la comunidad Mártires de Uganda, etc… para por lo menos dar un poco de consuelo a esta madre que nunca olvidará al hijo de sus entrañas, y al que ya perdonó todos sus pecados, para que ahora Tú lo recibas limpio en tu Reino… “Vengan a mí los que están cansados y agobiados que yo los aliviaré”… “Entren, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y fueron a verme…” Señor, Tú hoy eres Eufrasio que ha venido a nuestras vidas para hacernos sentir la injusticia de esta humanidad, y para que nunca olvidemos solidarizarnos con el hermano que sufre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario