Los batuques sonaban rítmicos y con fuerza, las danzas eran desenfrenadas y los futuros curanderos estaban en estado de éxtasis, fuera de sí: temblando, hablando rápido, sudando a mares y con un acelere que no es nada normal.
Las fotografías me ayudarán a explicar lo que viví hoy en casa de Sansom, porque las palabras se quedan muy cortas. Hace un mes que me invitó al “bautismo” de dos nuevas curanderas y un curandero.
Llegué tarde porque tenía misa en Incomanine y Vadja, así que me perdí la primera parte en la que beben sangre de baifo o de cabra. Pero me gocé la parte de los vómitos y la prueba de adivinación.
Collares rojos y blancos, ropa con mucho rojo, blanco y negro, huesos, palos, pitos y unos 60 vecinos que animaban con sus palmas. Los batuqueros eran por lo menos 6; también estaban otros 6 curanderos, incluyendo a la madre de Sansom y al curandero Jefe de esta zona.
A la hora de mi llegada hubo una prueba que consiste en beber agua “envenenada” con un “remedio de curanderos”. El agua era color tierra y con cosas flotando. Estaba en unas palanganas, y ellos metían la cabeza y bebían como animales, y luego tenían que vomitarla toda provocándose a sí mismos al ritmo de los tambores. Se bebieron aquellos dos barreños entre 3 personas, y los vomitaron a cántaros.
Una hora después fue la gran prueba que consiste en adivinar el lugar donde se ha escondido una especie de amuleto de piel de cabra. Los tres se pusieron en frente de los curanderos y comenzaron a saludar, y creo que también hacían preguntas porque llegado un momento la gente comenzó a gritar de alegría porque habían adivinado el escondite. En ese momento salieron corriendo y en pocos minutos ya estaban regresando a toda velocidad con los “tesoros”. Ésta es la prueba definitiva, con la cual se demuestra que tienen poderes.
Luego fue el tiempo de los “artistas invitados”, es decir, de las danzas de los curanderos que vinieron a esta ceremonia tradicional.
Khanimambo! Una nueva experiencia vivida. Pocas veces me he sentido tan extranjero de esta cultura como hoy. Me parecía ser un turista sacando fotos de un acontecimiento totalmente ajeno y extravagante. No entendía nada: ni los gestos, ni las palabras; y realmente asistí como espectador que aún no sabe lo que se guisa en el fondo de ese caldero. Sólo el hecho de estar con mis vecinos y amigos, me hizo integrarme en aquel grupo y en su ceremonia. Khanimambo! por este camino de inserción misionera, lento pero directo al corazón de la cultura.
Sábiè, domingo 19 de Abril de 2009
Cuando llegué a Kurrumane me dí cuenta de que entre los presentes se encontraba Dona Laura. Me alegré mucho porque realmente pensaba que no se recuperaría en Moamba, debido a su delicado estado de salud. Sin embargo, allí estaba aún débil pero sonriente y feliz. Al terminar la misa, el sr. Wate nos invitó a dar gracias a Dios por su recuperación y le cantamos el “Incomu” (Gracias!).
Todavía estamos con la construcción de la capilla de Kurrumane, así que al terminar la misa todos los cristianos fuimos a coger piedras para rellenar el piso. El calor no nos abandona, estábamos a 35ºC, pero las viejillas cargaban piedras que pesaban un quintal.
Después la comunidad de la Misión tenía organizada una fiesta para el Sr. Salvador Massaete. Él llegó ayer, y hoy llegaron 2 hijos y una hija para acompañarlo en su despedida como catequista de la Misión de Sábiè. Se le veía feliz y parece estar bien de salud. Lo despedimos con mucha naturalidad y alegría, sabiendo que aquí deja su casa con las puertas abiertas.
Khanimambo! por la sonrisa de Laura que me invita a tener fe. Khanimambo! por Salvador y por su presencia silenciosa en esta comunidad. Khanimambo! por la fuerza que das a estas ancianas mujeres que trabajaron mucho más que cualquier hombre.
Sábiè, segunda-feira 20 de Abril de 2009
Ayer por la tarde me tomé un Nolotil. En un primer momento pensé que sería una pequeña insolación por las horas que pasé al sol trabajando. Una mala noche y una tarde chunga, hacen que esté absolutamente convencido de que tengo malaria. No tengo síntomas de gripe, pero me duele todo el cuerpo, y debo luchar para no estar tumbado. Malaria. Mañana me haré el test rápido y comenzaré el tratamiento. Mala pata. No la esperaba. Es la suerte de los pobres, la que me recuerda dónde estoy y la opción que hice por vivir con los empobrecidos de la Tierra.
Khanimambo! Hoy en mi oración de vísperas Te ofrecí Señor mi malaria por la salud de los enfermos de Sábiè y por mi primo Rafael, mi primo Cele, mi primo Roberto, mi amiga Isa de Cáritas y tantas personas queridas que pasan o han pasado por momentos difíciles.
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