martes, 11 de mayo de 2010

Una linda despedida...



Koboko, segunda-feira 10 de Maio de 2010

Festa de San Juan de Ávila (padroeiro dos padres diocesanos espanhóis)

Las cosas lindas se regalan, y a veces se regalan sin querer. Cuando fui a buscar a vovó Pequenina no me imaginaba dos cosas: una, que estuviese tan lejos, y dos que me regalase la despedida más linda que he visto en esta tierra.
Hace unos meses atrás fui a visitar a vovó Pequenina y me dijeron que no estaba, porque había ido a visitar a su hermana. Su hermana vive en Gotxwa, un lugar perdido después de Ligongolo. Lo que pensaba que sería un paseo se convirtió en un auténtico viaje. Cuando vovó Pequenina me vio, vino a besarme las manos y me dio las suyas para que yo también las besase, y lo mismo hizo su hermana. Para mi sorpresa, las pillé trabajando en la machamba.
Ellas tienen unos 90 años cada una. Vovó Pequenina hace mucho tiempo que estaba reuniendo dinero para pagar la gasolina de un coche que la llevase. Quería despedirse de su hermana mayor. Me recordó la visita de María a Isabel. Viendo las distancias, es normal que pasara varios meses con ella, y que disfrutaran de la fraternidad sin mirar el sol.
El momento de luz llegó con la despedida: un gran abrazo entre las dos viejitas que se besaban en la boca y por toda la cara, la una a la otra. Casi con toda seguridad será la última vez que se besen y se abracen, porque la edad y la distancia hacen que sea difícil otro encuentro.
Luego subió al coche. Mi reacción fue bajar el cristal, porque ella venía con un perfume de varias semanas o meses, y un enjambre de moscas golosas revoloteaban como no queriéndola despedir.

Inkomu! Estoy seguro de que el Cielo existe, porque estas dos hermanitas se volverán a encontrar, a abrazar y a besar efusivamente. No puede ser su último beso, sólo el penúltimo. Aquel beso traslucía eternidad, un Amor que es para siempre, unos corazones limpios aunque en cuerpos sucios y gastados. Danos a los sacerdotes diocesanos ese amor limpio de vovó Pequenina, y que en cada encuentro, en cada despedida, en cada amigo o amiga, en cada hermano y hermana… sintamos Tu beso de eternidad.

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