miércoles, 4 de septiembre de 2013
14º Aniversário de Ordenação sacerdotal
Missão, quarta-feira 17
de Julho de 2013
14º Aniversário de
Ordenação sacerdotal: José Miguel, Alejandro, Eloy, Benjamín, Juan Jesús e
Manolín
Este día no he parado de darle gracias a Dios
por la riqueza que me ha permitido vivir en mi ministerio: San Francisco,
Haría-Lanzarote, Madrid (IEME-Loranca-Fuenlabrada), Lisboa, mi Amada Amada,
Santa Rita, Beira, Sábiè, Ressano Garcia y siempre Sábiè. Han sido 14 años
llenos de cariño, de movimientos, de nuevas vidas y muertes, de rosas y
piedras, de cafés compartidos, de abrazos y lágrimas, de blancos y negros, de
solidaridad y oración, de nuevos horizontes y viejos pecados, de llamadas y
postales, de cartas y correos, de sueños y pesadillas… Cada día ha sido un
regalo inmerecido pero gozado en plenitud.
Mi
ministerio hoy ha sido acompañar a Rodrigo para visitar a un niño con malaria,
rezar en casa de un difunto llamado Francisco Mukhonto, llevar a Rodrigo a
Moamba para entregar documentos en la Dirección Distrital de Salud, llevarlo a
Korumana para pasar consulta de fisioterapia y a los albañiles para acabar la
letrina de Korumana, y finalmente celebrar una misa en la Vila. Por lo tanto,
hoy he sido Tu chófer. Me encanta servirte en trabajos sin importancia, sin
protagonismos, sin grandes aspavientos, sin reconocimientos…
Recibí
algunas felicitaciones: cada año menos, casi las justas. Pero lo celebré al más
puro estilo mamurri: autocelebrándolo, autofelicitándome que siempre viene muy
bien. Cogí unos bombones y chocolatinas Tirma que me envió mi familia y las
llevé a casa de las Hermanas y allí, entre risas, celebramos este aniversario.
En
mi corazón muchas personas, cada día más y con más intensidad, cada día más
queridas, cada día más dentro de mí pero más libres. Cada día, Señor, cada día,
te ofrezco hoy Señor y para siempre, mi cada día.
Inkomu
hi mbilu ya mina hinkwayo! Gracias con todo mi corazón! No tengo palabras para
expresar mi agradecimiento. Cada día me siento más poca cosa, más frágil, y al
mismo tiempo más elegido. Cada día me descubro más pequeño, más olvidado, pero al
mismo tiempo más firme. Cada día mi fe se tambalea, mis pies flaquean, pero al
mismo tiempo mi corazón se afianza. Esto sólo ocurre porque Tú eres mi fuerza,
mi fortaleza, mi maestro, mi Amado, mi Guía, mi Moya, mi Ingenio, mis Ojos, mi
Garita, mi Marpequeña, mi Sábièduría, mi Fuente… ¡Qué Haría Señor, qué Haría si
no estuviese siempre à Beira de tu Corazón!
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