Songo, sábado 31 de diciembre de 2022
Cumpleaños de Pepita Cabeza M. y de José Manuel Pérez G.
Cuando ya el año tocaba a su fin, y pensando que nada nuevo ocurriría este día, surgió una emergencia. Manuela me llamó por teléfono diciendo que había una familia de siete hermanos que habían sido abandonados por sus padres, y que querían visitarlos. Así que, como no tenían coche me dispuse a acompañarlos para conocer de cerca la situación.
Se te cae el alma al suelo cuando ves estas realidades. En verdad, la mayor tiene ya 20 años y dos niñas pequeñas a las que su padre biológico no acepta, así que ella vive con sus hermanos más pequeños. Viven en una casa de un señor que se las ha dejado porque él ya no vive por aquí, y así por lo menos alguien cuida de ella. La casa estaba abandonada y está en pésimas condiciones por fuera, así que no quiero imaginar cómo estará por dentro.
Los niños se mostraban simpáticos. La hermana mayor se gana la vida “haciendo mechas”, es decir, colocando trenzas postizas a sus clientes, y por cada trabajo cobra 150 MZN (unos dos euros). Con ese dinero compra algo para la casa y así van sobreviviendo, … nunca mejor dicho.
Con todo el cariño del mundo les dejamos allí algo de comida, carne, espagueti, sal, aceite… y muchos chupa-chups, que fueron como un regalo de Reyes.
Tatenda! Llevamos años visitando familias y
viendo pobreza, pero siempre aparece alguna familia que te pone los pies
en la tierra. Sus sonrisas tiernas me alegraron el último día del año.
Los pobres dan sentido a mi presencia en África, porque Tú estás
presente en ellos; ellos son nuestra Navidad, los que nos llevan a Ti…
Me sentí un pastorcito más visitando el portal, para verte, para
adorarte, para quedarme prendido de Ti. Gracias por este último regalo
de tu presencia en este último día del año.
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