Songo, miércoles 26 de
marzo de 2025
Son ya 21 veces las que he
subido a Mulumbua sin embargo, mi corazón y mis pies son incapaces de acostumbrarse
a esta montaña. Sólo me mueve la pasión, las ganas de ver a los niños y niñas;
me mueven sus canciones, su alegría y linda capacidad de acogida con timidez y
emoción al mismo tiempo.
Me esperaban casi todos
los alumnos, más adelante encontré a las mujeres y finalmente a los hombres,
porque aquí se mantienen las tradiciones ancestrales de separación por edad y
por sexo. De alguna forma, me envuelven con su magia y me hacen sentir que la
vida vale la pena darla.
Antes de las confesiones y
la misa, pasamos más de una hora charlando sobre diferentes temas: la visita
del obispo, la situación del animador, la escuela, la pascua de la profesora Manuela,
las lluvias y las cosechas, las obras en la capilla, etc…
Al terminar la misa, de la
que grabé el ofertorio en vídeo porque todo el alumnado trajo piñas y calabazas
hasta tal punto que llenamos un saco de cada, estuvimos grabando algunos vídeos
de la escuela y como premio les dábamos caramelos a los participantes. Fue un
bonito compartir.
Tatenda!
Cuando llegué a Songo, medio muerto
de cansancio, pero redivivo por la experiencia, me recibió Baba Alberto con una
gran noticia: “Han venido de Correos de Tete a traerte una carta de Canarias”.
Me quedé alucinando sin saber de quién podría ser. El sobre era familiar, y
antes de abrirlo ya sabía que contenía nuestro calendario familiar que Roberto
nos regala cada año por Reyes. El calendario es espectacular y tiene hasta
meses para Uga y Calcetín, con fotos preciosas de la familia. Lo que no esperaba
era encontrar en su interior una carta manuscrita. Mi Amada hermana me había
escrito unas letras para recuperar el género epistolar, que yo abandoné hace
años, primero por culpa de un tal E-mail, y últimamente por un tal WhatsApp…
Qué lindo es ver la letra de tu Amada, sus trazos únicos, sentir su presencia
siempre fraterna y cariñosa… De Ti se dice que escribes derecho en renglones
torcidos, y que eres la Palabra hecha carne, y también que nos dejaste tu
Palabra escrita en la Biblia… Qué lindo es poder enseñar a leer y escribir por
la mañana en Mulumbua, y recibir una carta escrita a puño y letra por la tarde,
para acabar escuchando tu Palabra viva en la eucaristía.
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