Sábiè, domingo 28 de Junho de 2009
Junto a la hoguera en medio de la noche estrellada, calentábamos un poco el cuerpo. Según me vieron comenzaron los cantos y los bailes que mostraban su alegría. Ya no me esperaban en casa de Mamana Amélia, la madre de mi amigo Samuel.
Me senté junto al fuego, lo cual agradecí en estos días de frío invierno. Luego me detuve a contemplar la escena mientras ellos no paraban de cantar y bailar junto al fuego.
Niños y niñas, ancianas y ancianos, jóvenes y bebés envueltos en capulanas… todos sentaditos formando una piña. Es la imagen que uno trae a África: una noche estrellada sentados alrededor del fuego en una sabana. En ese momento me llamó Marimar y pude compartir con ella este regalo. Luego canté y bailé para desahogar mi corazón agradecido con esta familia.
Después comenzaron los agradecimientos por la visita, ante los cuales sólo sé asentir y mostrar con gestos que realmente soy yo el agradecido.
Por eso en esta noche regada de estrellas, sólo tengo una palabra: Khanimambo! Gracias por las estrellas de África, por sus familias reunidas en sus pallotas juntas al fuego. Que nadie les quite esa felicidad, que sientan siempre ese calor de hogar donde crecer como hombres y mujeres, como hermanos, como familia.
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