martes, 1 de abril de 2014
Una simple sonrisa
Las hermanas Sitoe viven a pocos kilómetros
de mi casa, así que me di un paseo para visitarlas. Como siempre, sólo encontré
a una de ellas, la que no puede andar. Estaba dormidita a la sombra, pero se
alegró de mi visita. Le llevé harina, aceite y azúcar.
A
mi regreso pasé a visitar a vovó Ana Pequenina Cossa. Estaba sola y dormida,
pero ya está mejor de su malaria. Me reconoció y dio gracias a Dios una y otra
vez, con esa sonrisa que tanto cautiva. Fue una pena no llevar la cámara,
porque es una viejita muy especial y no estará siempre con nosotros. Me
gustaría tener un foto como recuerdo de su sonrisa abierta. Ella me recuerda
las palabras de mi madre cuando veía a un negro reírse: “¡qué bonita sonrisa!
¡qué dientes tan fuertes y hermosos!”.
Ni
khensile! Salí a caminar después de haber descansado de la paliza de ayer.
Dormimos hasta las 7.00h, y a mediodía sentí dolor de estómago. Gracias a Dios,
por la tarde se me pasó. Estas mujeres le levantan el ánimo a cualquiera, y te
hacen olvidar cualquier dolor o preocupación con una simple sonrisa.
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