domingo, 2 de noviembre de 2014
Miles de personas muriendo en África...
Estoy muy cabreado con lo del ébola en
España. En Euronews salieron personas quejándose de los misioneros que cuando
contraen la enfermedad se vienen a España. Decían: “Si se pasó 20 años en Liberia, ¿por qué no se queda allí cuando está
enfermo?” Me retorcía por dentro porque parece que sólo nos quieren para
contar los sufrimientos de los pobres, pero cuando les traemos el dolor y el
sufrimiento en nuestra propia carne –hasta el punto de perder la vida- ya somos
unos ogros, unos malvados, personas non
gratas en el país, en nuestra propia casa, en la tierra que nos vio nacer.
¿Queremos sólo lo bueno que nos dan los misioneros? ¿O estamos dispuestos a
recibir también sus males causados por el amor radical a los pobres?
Para
colmar mi malestar, veo que el marido de la Sra. Teresa que está ingresada por
ébola en el Carlos III, está pidiendo en Change.org que le apoyen para que no
sacrifiquen a su perro. Tuve ganas de darle un buen “soquetazo”. ¿En qué mundo
vivimos? ¿Miles de personas muriendo en África? ¿Su esposa ingresada con riesgo
de muerte y pide que salvemos a su perro? ¿No habría que salvar a esta
humanidad que sólo piensa en hacer negocio con las vacunas del ébola mientras se
mira a otro lado? ¿A qué esperan para poner solución en África a esta calamidad
y otras tantas como el SIDA o la malaria? Niñas y niños abandonados a quienes
nadie quiere acercarse; sepultureros que se niegan a enterrar; escuelas
cerradas; hospitales que no dan abasto para atender nuevos casos y con muy
pocos medios para evitar nuevos contagios… ¿Qué salvemos a qué perro?
¡Estúpidos “defensores de los animales”! el animal al que deben defender se
llama: niño, niña, mujer, anciana, Juan, Djabo, Francoise, Verónica o Teresa.
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