jueves, 27 de junio de 2019

Una misa crismal sin obispo


Songo, terça-feira aos 16 de abril de 2019

Fui a Tete con Alberto porque hoy celebramos la Misa Crismal. Fuimos por la mañana, pero la eucaristía fue por la tarde-noche. Estar con Alberto en la ciudad no es lo más aconsejable, porque está muy mayor para desplazarse y se mueve y habla como si estuviese en el campo.
Comimos junto al río, pero en un lugar distinto al que ya habíamos estado otras veces, y lo bueno fue que allí nos encontramos con un maestro jubilado que había sido alumno de Alberto, y ese profesor llamado Manuel, estaba con un joven maestro que había sido su alumno. Es decir, tres generaciones de maestros juntos a orillas del Zambeze.
Al terminar nos metimos en el coche y nos echamos una buena siesta, para luego a las tres ir a la catedral a la reunión del presbiterio. Estaban casi todos los curas de las diócesis, que no llegamos a 30, y toda la reunión fue sobre la consagración y toma de posesión del nuevo obispo. La parte buena fue conocer a casi todo el clero de Tete, y la mala fue descubrir algunos perfiles un poco fuera de tono. Dentro de los grandes descubrimientos está el padre Antonio Emérito, un cura venezolano que está en Manje.
La misa crismal tuvo dos características propias: la primera, es que no fue crismal porque el crisma ya había sido consagrado por el obispo de Chimoio una semana antes y nos lo envió. Es decir, fue una misa crismal sin obispo, quien presidió fue el padre Sandro, lo cual, confieso que me gustó mucho. La segunda característica fueron las ánforas de los óleos sagrados: eran tarros diferentes de cristal «comprados en un chino». No pude evitar fijarme porque vengo de pasar dos años viendo unas ánforas de plata de 50 cm de alto y con capacidad para unos tres litros de aceite, y ahora me encuentro con tres botes, que por sí solos me hablan del lugar donde estoy.
 Cuando terminó la misa me confesé con el padre Antonio Emérito. Lo necesitaba.

Tatenda! Fue la primera vez en mi vida, y quizá la última, en que viví una misa crismal sin consagración del crisma. Pero el símbolo más hermoso fueron los tarros de los pobres, las ánforas de los desposeídos de la Tierra, porque Tú hiciste que lo más sagrado habitase en vasijas de barro.

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