Songo, miércoles 14 de Septiembre de 2022
Exaltación de la Santa Cruz. Santo Cristo de Ingenio
Alberto, sonriente y maravillado, se acercó a mí y me preguntó: ¿Quieres hacer una foto inédita? Acabo de ver algo que no había visto en toda mi vida: nuestra gatita está mamando de la perra Uga… Cogí el teléfono y salí disparado para captar ese momento, y de hecho allí estaban Uga y Magriña rompiendo las leyes de la naturaleza y toda lógica “animal” y humana. Estaban plácidamente tumbadas al sol, y muy cerca descansando nuestro perro Mphondolo. Primero les saqué una foto de lejos y me fui acercando sin hacer mucho ruido para hacerles otras de cerca, porque Uga desde que me ve quiere jugar conmigo. Así fue, me vio y se levantó, dejando a Magriña “con la miel en los labios”…
Tenía misa en la comunidad de Ntra. Sra. Del Rosario, en casa del Sr. Manuel Abelino, quien me estaba esperando junto a la fuente para acompañarme. Me indicó donde tenía que aparcar el coche y así lo hice. Al bajarme saludé a una joven que llevaba un bebé y ella me saludó de tal modo que noté algo raro, quise hacerle una bromita al bebé y ella volvió a hablar, ahora tan cerca de mí que sentí el olor a bebida. Me quedé destrozado pensando: “Esta jovencita alcoholizada y com un bebé. ¿No le dará vergüenza?”.
Me dispuse a celebrar la misa en casa de Manuel, a unos cincuenta metros de donde aparqué el coche, pero aquella imagen no se me quitaba de la cabeza. Recé por ella. Como tenía reunión del Consejo Económico, no me entretuve mucho en saludar a la gente y me fui al coche, y allí estaba ella. Me preguntó: ¿Usted es padre? ¿Tiene tiempo para hablar, porque yo quiero preguntarle una cosa? Mi primera respuesta fue: “La verdad es que tengo prisa, pero dime” (-sentí vergüenza cuando dije que tenía prisa porque recordé la parábola del buen samaritano, por eso añadí “dime”). Y ella prosiguió: “¿Qué puedo hacer yo para salir de la bebida?” Se me vino el mundo abajo… Dejé mis prisas a un lado y empecé a hablar con ella y a preguntarle sobre su família, y a explicarle que la Diócesis va a abrir un centro para mujeres con ese problema del alcohol. Y finalmente acabé diciendo: “Lo más importante ya lo has hecho. Has dado el primer paso: reconocer que tienes un problema y deseas salir de él”. Le pregunté su nombre: Goretti, y tiene dos niños -el mayor nos observaba desde la varanda-, por eso aproveché y le dije: “Tú no quieres que tus hijos te vean así y sigan ese camino”… Su padre también había sido alcohólico, pero consiguió salir de esa dependencia.
Tatenda! Goretti hoy me ha enseñado dos cosas fundamentales. Lo primero, que no puedo juzgar. Ya la había “condenado” después del saludo, y finalmente ella vino a rescatarme. Lo segundo, el poder de la oración. Durante la misa no se me quitaba esa imagen de la retina y ahora entiendo que Tú fuiste trabajando su corazón durante ese tiempo, para que me esperase hasta que yo regresara. Habíamos celebrado la misa en medio de un ruido ensordecedor por la música de un vecino que vendía “pombe” (bebida tradicional), de donde Goretti había salido ebria.
¿Y qué decir de mis animalitos? ¿No podrían hacer lo mismo Rusia y Ucrania, los terroristas de Cabo Delgado y nuestro amado Mozambique? ¿Por qué nosotros que usamos la razón llamamos animales a quienes usan el corazón? Aprendamos de lo que la naturaleza tan sabiamente nos enseña…
2 comentarios:
Muy buena su reflexión, si se utilizara el corazón y el sentido común muchas injusticias estarían solucionadas. Buena contesta a la joven con problema de adicción, el amor de los hijos es incondicionsl quizás por ellos pueda superarlo. Gracias por reanudar su blog, siga adelante⚘
Perdona. No había visto los comentarios y por eso respondo ahora. Todavía no ha abierto el centro para mujeres con dependencia de drogas, pero desde que se abra la visitaré... Ya les contaré
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