Koboko, segunda-feira 8 de Novembro de 2010
Lc 17, 1-6
Otro día de esos en los que mejor hablo de mi vecindario. Mis vecinos se llaman Flora y Fabião, y tienen una niña pequeñita llamada Yanira. Son muy simpáticos. Ella trabaja en el Hospital de Korumana como limpiadora, y él trabaja en el pequeño bar del Campamento. Se casaron el 28 de Agosto pasado en una Iglesia Zione.
Desde que estoy viviendo aquí no he escrito ni una sola palabra sobre mi entorno. Pues bien, son casitas prefabricadas que están dispuestas de dos en dos, pero cada una tiene la puerta para el lado opuesto a la de su vecino, y consecuentemente toda la casa tiene otra orientación. Yo estoy en la zona de los trabajadores de la Central Hidroeléctrica, así que estoy en muy buen lugar. También hay una zona para turistas, otra zona de trabajadores de EDM (Electricidad de Mozambique) y otra para los jefazos. Además hay algunos espacios recreativos: campo de fútbol, una cancha, una pequeña piscina, un bar, una sala de reuniones y una sala de TV (pero es pre-pago, así que sólo funcionó cuando el Mundial de Sudáfrica). Y también hay otra zona donde viven los profesores de la Escuela de Chavane.
Es decir, es un lugar bastante grande y acogedor. Todo el día, en casa de mis vecinos se reúnen todos los niños a charlar. Ahora lo noto más porque están sin clases y se pasan todas las horas muertas jugando alrededor de mi casa. Me tratan con mucho respeto (casi miedo), pero es normal, porque sus padres les insisten en esa idea del “señor padre”.
Inkomu! Por tanto ruido de ambiente, porque siento su alegría estando en mi casa. Mi casa tiene la puerta abierta y a veces se asoman curiosos para que les dé un caramelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario