Ressano Garcia, quarta-feira 9 de Fevereiro de 2011
Voy a describir un poco la casa y sus presencias más habituales. La casa perteneció originalmente a la Policía Secreta Portuguesa, también fue Aduanas y finalmente la entregaron a la Iglesia Católica. Es grande en extensión y está rodeada por jardines. Tiene tres dependencias principales: la casa de los curas, dos cuartos para invitados y la casa de la comunidad.
La casa de los padres tiene tres cuartos, tres cuartos de baño, un salón-comedor, una cocina, un recibidor y un despacho. Además tiene un cuarto trastero y un garaje. Las casas de los invitados tienen un cuarto con dos camas y un baño cada una. Y la casa de la comunidad tiene dos cuartos con 5 camas y un baño.
En medio de todo esto hay un lugar muy especial: el árbol. En el jardín hay un gran árbol que es siempre el lugar preferido de todos. Allí pasamos largos ratos de charla, de café, de fiesta, de oración. El jardín es una auténtica bendición, cuidado con esmero por Vicente.
Vivo con Vicente, Valenciano (de Alicante-Moraira) muy simpático, muy trabajador y con un sentido del humor que mata cualquier vestigio de depresión. También, vivo con Francisco Fumo, seminarista en etapa pastoral: super-servidor, muy trabajador, muy limpio y ordenado, metódico y responsable… ¿Tiene algún fallo? Quizá su timidez, que casi parece sumisión. Además, de lunes a viernes tenemos a Doña Anjinha, nuestra cocinera, y que además limpia y plancha la ropa. Y Antoninho que es el chófer de Vicente.
Inkomu! Además diariamente pasan por casa muchas personas para hablar, y nos regalan sus vidas y sus sueños, sus sufrimientos y sus risas. Por todas/os gracias de corazón, porque hacen de la casa una casa abierta, acogedora, familiar.
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