martes, 21 de octubre de 2014
Decidí celebrar la Palabra de Dios
Missão,
sexta-feira 26 de Setembro de 2014
Murió Silva. Era un buen hombre. Fue de las
primeras personas que conocí al llegar a Sábiè, porque era el guarda que Jesús
tenía en casa. Todo se torció para él, el fatídico domingo en que quemó a su
hijo de 8 años rociando su brazo con petróleo. A partir de ahí nuestra relación
mudó, pero además él acabó por irse de la Misión para ir a vivir a Costa do Sol
en Maputo. Mañana a las 10.00h será su entierro.
Nosotros, Pepita y yo, fuimos a
Mavungwana. El grupito era tan pequeño que decidí celebrar la Palabra de Dios
porque no había nadie que pudiese comulgar (sin cortar al cura y la monja).
Además, por la tarde celebré la eucaristía en Korumana ya que en estos días Dª
Joana cumple un mes desde que
falleció.
A eso de las 05.30h pasé a
buscar a Rabeca y la llevé al hospital, con lo cual no vino a trabajar. Esto
supuso que tuve que remediármelas para almorzar y para cenar. He perdido la
práctica de los fogones.
También acabé de preparar mi
charla de mañana sobre el Evangelio de Lucas.
Ni bongile! En Mavungwana estaba
Alcino, al que considero un superviviente del SIDA. Ha pasado casi un año al
borde de la muerte, pero lo ha superado (de momento). Me parece un hombre bueno
y trabajador. A pesar de no tener ni 30 años, tiene 3 mujeres y en su extrema
delgadez es uno de los puntales de aquella comunidad. Llénalo de vida, de
salud, y que poco a poco entre en el buen camino del sentido común.
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