lunes, 27 de octubre de 2014

Ese barquillo es lo único que tenemos para poder cruzar el río



Missão, quarta-feira 08 de Outubro de 2014




                Pasé el río en un barco que se hundía. Tal fue así que un joven tuvo que bajarse porque el barco estaba totalmente inundado. Sentí miedo, pero no por mi vida, ya que conozco el río y sé nadar, sino por mi teléfono. Fuimos a poner las flores en la tumba de Lúcia Nhancana, la joven curandera que falleció hace unos tres días en Gavaza.
                Ese barquillo es lo único que tenemos para poder cruzar el río “sin mojarnos” y la travesía cuesta 20 MT. Hacía mucho tiempo que no iba al río, y me sentí como en casa. Fui porque nunca voy a Gavaza, y me gusta acercarme aunque sólo sea en momentos como este. Mi alegría fue encontrarme con Dionísia, una niña de la escuelita que según me vio se lanzó a mi regazo: “Son Padro Manueli!” (¡Señor Padre Manuel!) y no se despegó de mí hasta que acabamos de rezar en el cementerio familiar. Estaba feliz de verme en su casa.
 
                Ni bongile! Esta tarde estuve en la misa y luego les di a las Legionarias el dinero del chapa para Namaacha. Estaban felices. Quería hacerles este regalo porque son un grupo que trabaja, que reza, que acompaña, que siempre está ahí apoyando en todo. Para ellas es un día muy importante, poder conocer a otras legionarias de María de la Diócesis en Namaacha y compartir su fe tan sencilla como comprometida.

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