Songo, jueves 07 de marzo
de 2024
Ni siquiera sé por dónde
empezar a contar lo que he vivido hoy, pero lo viví como una especie de “rebencazo
en to’el totizo”, como decimos los canarios. Llegó el profesor Inelo de
Finzi. En esa comunidad este año abrimos una escuela de alfabetización de
adultos, pues allí sí tienen una escuela del Estado y no necesitaban una
escuela primaria. Después de los saludos normales empezó lo que viví como si
entrase en Matrix.
Me cuenta que la población
y los profesores de la escuela oficial, les han pedido a la Iglesia Católica
que asuma los alumnos de primero de primaria, porque este año no van a tener
primero en la escuela. -¿¡¡Cómo!!? No me lo podía creer- Y me continúa contando
que no sólo no habrá primero, sino que tampoco habrá cuarto, y que todos los
alumnos que pasaron de tercero a cuarto están repitiendo el curso, y que lo
mismo pasa con los que pasaron de quinto a sexto, que están repitiendo quinto
curso. La verdad es que no salía de mi asombro, y pensé que me estaba engañando
de alguna forma que no conseguía entender. Cuando le pregunto el porqué de esta
situación me dice que es por la falta de alumnos, es decir, porque no llegan a
50 en cada clase.
De repente, se me ocurrió
llamar al Director de Escuela donde están las niñas para preguntarle sobre este
asunto. Juro que me quedé con la boca abierta. Su respuesta fue totalmente
afirmativa: “Señor padre, si no hay más de 50 alumnos no se puede dar ese
curso porque el gobierno no enviará un profesor. Se entiende que con menos de
50, el profesor está desaprovechado”. Palabras literales del profesor
Aureliano que me dejó patinando en seco, pues me veo con otra pequeñita escuela
abierta y sin quererlo.
Continué la conversación
con el profesor Inelo y me dijo que, en la Escuela del estado en Finzi sólo
tienen dos maestros para dar de 1º a 6º curso, y que este año tienen 22 alumnos
para primero, y que el próximo año no llegarán a los 50, por lo que sólo
podrían comenzar los niños con 8 años el primer curso. Después de llevarme este
buen zoquetazo, le pregunté qué necesitaban y nos fuimos a comprar material
escolar: gomas, lápices, libretas… y sin comerlo ni beberlo, queda inaugurada
la Escuela de la Sagrada Familia de Finzi.
Sin duda alguna, es muy
difícil entender la educación en Mozambique. Lo que aquí ocurre es un atentado
contra los derechos humanos, y especialmente contra los derechos del niño. No
lo entiendo, pero… Aquí estoy Señor…
Tatenda! El miércoles
pasado, cuando estaba regresando de Chiringa me caí tres veces, porque tengo un
esguince en el pie derecho desde hace muchísimos años. Lo primero que pensé,
quizá por estar en Cuaresma, es que Jesús también se cayó tres veces camino del
Calvario. Lo curioso fue que al levantarme de mi primera caída oí un pajarito
que cantaba con mucha fuerza, como si mi Amada me dijese: “¡levántate
Manolillo!”, y luego oí los cientos que pájaros que me habían acompañado
durante las más de tres horas de camino, sin que me diese cuenta. En mi tercera
caída me di con la frente en el suelo y pensé que se me habían roto las gafas,
por lo que le pedí a Dios que me enviase sus ángeles para guardar mis pasos,
porque si se me hinchaba el pie me quedaría en medio del bosque sin poder
andar. Ahora sé que estas caídas me advertían que el “éxito” de la inauguración
de las escuelas de Chidengule y Chiringa, vendría acompañado de “caídas” de las
que sólo me levantaré con tu ayuda.