viernes, 11 de enero de 2019
Una auténtica delicia
Carapira-Nampula,
sábado aos 8 de dezembro de 2018
Imaculada
Conceição de Maria
Sobre las 8.30h comenzamos un viaje muy significativo para cualquier
misionero: la isla de Mozambique. Allí estuvo San Francisco Javier y es un
referente para todo el país, y para todo misionero/a. Estrella ha preparado
este viaje con mucha ilusión porque la vez anterior me quedé «rascao’» al no
poder ir.
La Isla de Mozambique
pertenece a la provincia de Nampula, así que el viaje ha sido muy largo, con
varias paradas. En una de ellas visitamos a las jesuitinas, donde conocí a Ir.
Aparecida, una brasileña de la que me había hablado en Madrid una señora que
conocí en la parroquia de Jorge: Mar Rueda. Y como el mundo es un pañuelo… la
vine a encontrar aquí, después de haberle dicho a Mar que yo viviría muy lejos
de ella. Aunque, gracias a Dios, guardé su whatsapp y le envié una foto del
encuentro. En esta casa nos hablaron de un niño que se subió a un coche en
marcha y al caer se arrancó una gran parte de la piel de una pierna, pero no lo
pudimos ver. Lo haremos a la vuelta de la Isla de Mozambique.
También pasamos por la
Misión de Alua a entregar un colirio que traje de Madrid a una monja llamada
Silvia – de las Siervas del Sagrado Corazón de Barcelona –, pero no encontramos
a nadie en casa y se la dejamos al guarda. Decidimos comer ahí mismo, en la
antigua misión al aire libre. Teníamos una empanada que Estrella había hecho
para el primer día, y lo que sobró lo había congelado. Así que me pegué un buen
banquete.
La siguiente parada fue en Carapira, en casa de
las combonianas que estaban todas reunidas celebrando una fiesta de la
Congregación. Nos recibieron de brazos abiertos y estuvimos con ellas charlando
de todo un poco, de gente conocida como Leonor (de Canarias con Mozambique), Isabel Santana y de Faina, porque también
estaban allí dos laicas combonianas, una portuguesa y otra española llamada
Tere Monzón.
Para acabar el día, celebramos la eucaristía en un
templo imponente, que invita a pensar cómo se construía en África en el siglo
pasado, porque esta iglesia no tiene nada que envidiar a la Iglesia de la
Candelaria en Ingenio, mientras que hoy hacemos capillas con chapas de zinc.
Kihosukurru! No dar las gracias al final de este
día, sería de muy mal nacido. Durante el viaje tomé la determinación de no
decirle a Estrella nada sobre su forma de conducir, y fue milagroso, porque
vino despacio y cumpliendo todas las normas del sentido común. Las personas que
encontramos en el camino fueron agradables con nosotros, y las que nos
recibieron en su casa, fueron una auténtica delicia. Ahora toca descansar en
este Centro catequético diocesano de Carapira, diócesis de Nacala.
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1 comentario:
Estrella, por favor no vayas a matarnos el curita tan querido por nosotros, vale
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