
miércoles, 27 de enero de 2016
No sé si podré describir lo que sufrimos
Vila de Sábiè, sábado 5 de Setembro de 2015
Estoy
en casa, pero podía haber estado entre Mugkakaza y Mavungwana. El camino de
regreso no fue nada fácil. Tendría que mirar en los anales de mi historia
misionera para ver un día donde sufriese tanto como hoy para llegar a casa.

A
eso de las 7.30h comenzaron a formarse charcos, es decir, la tierra ya estaba
“jarta de agua”, así que di un ultimátum y nos metimos en el coche. Llamamos a
Mavungwana para saber si allí llovía y nos dijeron que huyésemos lo más rápido
posible. Así que iniciamos el “viaje eterno”. No sé si podré describir lo que
sufrimos, pero un trayecto que hacemos en 2 horas y media, tardamos más de 4
horas. El matope y la lama eran de tal calibre que impedían girar las ruedas
del Ford. El barro era tan pegajoso que sólo lo podíamos quitar con palos y
mucha fuerza. De tanto usar la tracción, el coche se calentó y tuvimos que para
y poner agua en diferentes ocasiones. Llegamos a casa con barro hasta las
cejas. Indescriptible. Juré que no volvería a Mugkakaza en mucho tiempo, aunque
es posible que cambie de opinión.
Ni
bongile! Cuando llegamos a Baptine, sabiendo que nos habíamos salvado aunque no
paraba de llover, comenzamos a cantar la canción de Samora Machel: “Não vamos esquecer o tempo que passou (3)
Quem pode esquecer o que passou?” y nos reíamos de todo lo vivido. Es lo
maravilloso de este pueblo africano que sabe luchar para abrir el camino y sabe
disfrutar de las victorias al tiempo que arrima el hombro en el trabajo.
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2 comentarios:
Un baño te era necesario, y justo🤣🤣🤣
Que cara de pocos amigos tienes, te desconozco, manolin 🙈
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