viernes, 11 de enero de 2019
La Isla de Mozambique
Carapira-Nampula,
domingo aos 9 de dezembro de 2018
Ayer mientras hablábamos con las combonianas, la
hna. Clarinda llamó al párroco de la Isla de Mozambique para decirle que yo
estaría y para asegurarnos sobre el horario. Nuestra sorpresa fue mayúscula
cuando el párroco le dijo que él no estaría, pero que me autorizaba para
celebrar la eucaristía de las 8h en la Isla de Mozambique. Regalazo.
La Isla de Mozambique impacta. Se accede por un
puente muy estrecho de 4 km, en el que hay que realizar toda una gimnasia para
poder llegar al final, pues hay unos apartaderos cada cierta distancia, donde
los coches nos arrimamos para que pasen los otros. Pero el mayor shock viene
cuando entras en la isla: está superpoblada, las casas de lata separadas por
calles minúsculas y sucias a más no poder, con la salvedad de una avenida que
rodea toda la isla por donde pueden circular los coches.
Es una isla de ambiente colonial. Las
construcciones antiguas son de un valor incalculable. Si esto fuese Europa, con
toda seguridad, hubiese sido declarada Patrimonio de la Humanidad, por su
interés histórico-artístico, por su enclave único, por su paisaje… Pero resulta
que esto es África.
Nada más llegar fuimos derechitos a la Iglesia,
donde encontramos lo que imaginábamos: muy pocos cristianos. Es una isla
totalmente musulmana, y los cristianos son cuatro valientes que se resisten a
la fuerza del Islam. Sin embargo, la eucaristía estaba bien preparada y
cantaron con alegría. Yo estaba emocionado, sólo con pensar que San Francisco
Javier estuvo en esta pequeña isla que da nombre a todo un país.
Al terminar la misa hicimos un recorrido turístico
con un seminarista que nos sirvió de guía. Primero, la ermita de San Francisco
Javier, a la que pudimos entrar y sentarnos en la piedra en que él se sentaba a
meditar. ¡Espero que se me haya pegado algo! Luego, nos fuimos a la Fortaleza
donde nos quedamos boquiabiertos, porque no esperábamos lo que encontramos.
En su casa nos recibieron para almorzar las Ir.
Franciscanas de la Purísima Concepción, que son todas latinoamericanas, una de
ellas de Costa Rica. Hablamos de todo un poco y nos despidimos para regresar a
Carapira, no sin antes parar en la Iglesia de San José.
Kihosukurru! Ha sido un día de intenso de
emociones, pues posiblemente ya no vuelva a este lugar emblemático de todo
misionero en Mozambique. Lo hemos disfrutado y ahora toca descansar en Carapira
donde las combonianas nos esperaban para cenar, después de una merecida ducha.
Un regalo para el alma. ¡Gracias San Francisco Javier!
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1 comentario:
Que lindo todo gracias Señor
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