Dios escoge lo débil para confundir a lo fuerte. Esta es mi sensación con respecto a Centurião. Es joven, delgadito, carita de bueno, gagea, muy tímido… pero es el mejor albañil que he conocido por aquí. Muy trabajador, honrado y cumplidor en tiempos. Me ha dejado de una pieza. Sin embargo, el Sr. Sousa con su gran empresa es un mentiroso, ladrón, charlatán y embaucador (perdón, señor).
Hoy en la autopista vi dos escenas que me gustaría narrar, y que hablan de la situación de la gente pobre. El ayuntamiento podó todos los árboles de la avenida principal que va hacia la ciudad. Sólo necesita podar, porque todas las ramas se las llevan la gente para que cuando se sequen, tener leña. Además, un camión debía tener roto unos sacos de millos, y había gente a lo largo de un kilómetro aproximadamente recogiendo grano a grano, casi jugándose la vida con los coches con tal de aprovechar aquella bendición caída del cielo (o del camión).
El costo de la vida sube diariamente, y los más pobres se están hundiendo en la miseria absoluta. Además aquí el fuerte no es la honestidad en la gestión de lo público, ni tampoco hay mucho interés por lo público. Hoy por ejemplo, entré en el despacho del Director de la Escuela Secundaria y le pregunté que si no usaba el ordenador. Me dijo que estaba roto. Nunca lo había utilizado, porque estaba bien, lo que pasa es que es lento y viejo, pero funciona. Estaba lleno de tierra, tanto que no sabía ni donde poner las manos. Tuve que preguntarle si no limpiaban aquel cuarto. Me da pena porque tampoco usan una contabilidad informatizada, creo que porque no tienen ni idea. Así es imposible avanzar un poco.
Gracias Señor, por este reciclaje de los pobres que habla de lo sabios que son para usar bien los recursos que Tú pusiste en nuestras manos. Danos más Centurião, humildes y trabajadores, pequeños pero grandes ante Ti. Y te pido por esta Escuela Secundaria de Munhava que tanto necesita de una cabeza para gestionarla y ayudar a este barrio, a ofrecer un buen servicio a la comunidad. Gracias por Lidia y Víctor con los que hoy hablé para felicitarlos, radiantes de alegría.
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