Para ir a clase debo coger un chapa-100 que me deja en “Passagem de nivel”. A partir de ahí hasta San Benedicto voy a pie. En el camino siempre encuentro un hombre que debe estar mal de la cabeza. Su única ropa en un trozo de algo que pareció ser un pantalón vaquero, que lleva amarrado cual minifalda. Es decir, está prácticamente desnudo, como Jesús en la cruz. Es negro azabache, y la suciedad se lo come. Tiene el pelo muy grande, lo cual debe ser un arsenal de piojos que imposibilitan que nadie se acerque a él. Siempre lo veo contento. A veces lleva un trozo de pan, otras veces está caminando, otras recogiendo cosas de suelo. Siempre está solo y no habla con nadie.
También me encontré ahí mismo un joven que debe estar medio tocado del ala, porque hace como si estuviese delante de un espejo y se estuviese preparando como una mujer. Hasta sonríe cuando se mira en su espejo imaginario.
Al final del camino, sentada en la puerta de la parroquia, está una joven que no se mueve del lugar durante días, luego desaparece y ayer volvió a aparecer. No habla con nadie, está sucia y sola. Chitatu dice que tiene familia, pero que ella está “maluca” y no pueden hacer mucho por ayudarla. Tiene una mirada triste y perdida.
Aquí los pobres son más pobres, los enfermos son más enfermos, los desamparados son más desamparados. Tú eres quien único les acompaña, el único que les sonríe, el que les mira sonriente desde el espejo… Dame tu Luz para saber estar como Tú estás con ellos.
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