Casi todos los días me despierto con “rumor de ángeles”, con “el canto de la vida”. Y es que me he olvidado decir que mi ventana da a la Maternidad de la Misión. Prácticamente todos los días oigo los primeros llantos de los bebés. Es hermoso, porque siento la Vida nacer a mi alrededor.
Tanta Vida aún no encuentro la manera de retenerla, de narrarla, de describirla, de orarla, de saborearla y contemplarla en toda su profundidad. Este pequeño diario se ha convertido en una necesidad para mí. Me ayuda a abrir los ojos, a mirar de otra manera todo lo que nace, todo lo que muere, todo lo que se mueve, todo lo que sueña. Y cada día encuentro nuevos atardeceres, otros soles, otras lunas, otros mares.
Sigue naciendo pequeño-Dios, que cada día sea Navidad, que cada día pueda oír tu primer llanto de recién nacido, para que yo también aprenda a renacer como un niño. Bendice la vida de sus madres, y fortalece con tu Espíritu la fragilidad de quien comienza a soñar. Cuida de mi Amada hermana, de Rafael y de Amada.
Murraça, quarta-feira 2 de Julho de 2008
Todavía no he llegado a Randinho y ya recibí la primera lección de “buenas maneras”. Habíamos quedado con el señor que tiene las llaves del puesto de salud de Randinho, así que fuimos a su casa. Cuando llegamos nos acercamos y su mujer nos vio, así que se dio la media vuelta y fue a buscar unas sillas. Cuando ya teníamos las tres sillas necesarias, se arrodilló en el suelo y en voz muy baja nos dijo: “Mwadokerwa?”.
La casa estaba llena de niños y niñas, por lo menos 15, pero creo que no eran todos hermanos, aunque no había otra casa alrededor. Los niños, como siempre, me miraban curiosos, pero sin acercarse. La mujer nos dijo que el marido pensaba regresar ayer, pero que aún no había vuelto de Caia desde el domingo.
Estábamos a la sombra de unos grandes árboles, y los niños jugaban en libertad. De repente se formó un remolino y como no sabían lo que era decían: “Moto!” (que significa “fuego”), y miraban extrañados por el fenómeno.
Cuando me iba saludé a la mujer y a los niños que quieren tocar tu mano, casi la retienen, algunos te dan las dos manos para acariciarte con la otra. Es tu caricia de hoy Señor. Es tu bendición para que no me desanimé en este camino misionero que estoy comenzando y que seguramente traerá muchos disgustos, alegrías y quién sabe si persecuciones… Aquí estoy, … pero no olvides acariciarme.
Murraça, quinta-feira 3 de Julho de 2008 São Tomé: “Não sejas incrédulo mas crente”
A las puertas de un sueño. Así podría definir lo que siento en este momento. A las 14.45, Ferdinand y yo salimos para Randinho. Esta vez tuvimos suerte y cuando pasamos por casa del señor Jaime, su mujer nos dijo que estaba en Randinho, así que allá fuimos.
Es un camino de tierra en buenas condiciones a unos 15 km de la carretera principal que va a Murrasa. Así que tuve la impresión de meterme en la selva auténtica. Hay una zona llena de carteles de “!Peligro Minas!”, y es que es una zona minada, pero fuera del camino principal que va a Randinho.
Finalmente llegamos al Puesto de Salud de Randinho, y fue ahí cuando vi “mi casa”. Estaba pegada al Centro de Salud. Bajamos del coche y preguntamos a un señor si conocía al sr. Jaime, y nos dijo que era él mismo. Así que comenzamos a hablar y me mostró el cuarto. Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que el cuarto era la única sala de enfermería. Entonces le preguntamos si era aquella la casa para los huéspedes, y nos dijo que no.
Las posibilidades se agotaban, porque en aquel pueblo ya no había más bloques ni cemento, así que nos llevó a una casa, a un pesebre, a una PALLOTA. ¡Una pallota! El sueño de mi vida hecho realidad. Un pallota pequeñita y vieja, con una puerta escancarrada sin llave. Dentro es un cuarto con una estera para dormir y nada más. A unos 5 metros de la casa tengo mi “cuarto de baño” al aire libre. Y a unos 30 metros están las letrinas comunitarias.
Le dije que volvería mañana para quedarme, pero luego lo pensé mejor y le dije que el sábado, pensando en comprar alguna cosa para llevar (velas, fósforos,…). Me parece estar tocando el Cielo. Nunca imaginé que tendría la oportunidad de vivir en la casa de la gente del pueblo.
También tengo miedos Señor: malaria, ratas, mosquitos, agua insalubre… Pero sé que Tú estás conmigo, y que este también es Tu Sueño, lo que Tú has soñado desde siempre para mí: vivir entre los olvidados de la Tierra con la única intención de ganar su amistad para Ti. Que se haga tu Sueño…
Murraça, sexta-feira 4 de Julho de 2008
Día de compras. Nunca pensé que necesitase tantas cosas para vivir en una pallota. Fui con Ferdinand a Caia para comprar lo estrictamente necesario, pero se comprende que aún no sé que es lo indispensable. Será una escuela donde debo abrir bien los ojos para aprender cómo sobrevivir con lo necesario. También debo aprender cómo vivir en un poblado rural: cocinar con leña, tomar baño con un balde, hacer mis necesidades en una letrina, y cuidarme de los bichos.
Pero sobretodo, quiero aprender la cultura chisena, sus modos de relación, de trabajo, su manera de entender la vida y el mundo, su hospitalidad y sencillez, su espiritualidad. Aprender la lengua de los Senas será fundamental para poder conseguir lo demás.
Sobre las compras diré que es un capítulo aparte, porque todo está carísimo. A este ritmo, nadie podrá comprar lo necesario para vivir. Aparte de la comida, lo necesario para la misa, los libros y la ropa, también llevo: esterilla, colchón, mantas, sábanas, toalla, aseo personal, medicamentos y muchos miedos y esperanzas.
Hoy es el último día de este “Relatório de Mozambique” que también es “Ramírez Medina”. Continuaré escribiendo en papel, y cuando esté asentado en Beira intentaré pasar todo al ordenador.
¡Ay Señor! En este momento agradecería tener un compañero de misión, pero debo confiar sólo en Ti. También cuento con la oración de mi familia, de amigos, de la Iglesia. Creo que nunca una mudanza me había costado tanto e ilusionado tanto al mismo tiempo. Quiero hoy dejar por escrito que es la realización de un sueño, que es mi más fuerte deseo vital, porque es ahí donde soñé que Tú me soñabas.
Randinho, sábado 5 de Julho de 2008
Estoy sentado en una estera en el suelo junto a una vela en mi nueva casa. Es una pallota de las que pinté en Navidad. Tiene 2 metros cuadrados, el suelo es la tierra y las paredes son de “cañas y barro”. El techo es de palos y paja. Mi cama es de palos con una estera de cañas.
La puerta no tiene llave y es de cañas. No tengo ventana, sino unos agujeros para que pueda entrar el aire. Para mi tranquilidad no hay mosquitos.
Salí de Murrasa a las 08.30h y desde que llegué a Randiño ya he vivido muchas cosas: comí “nsima wa gonkho” (masa de un cereal llamado mapira); fui al río Mphuzi, disfruté de un atardecer inolvidable, hicimos fuego para calentar el agua y hablamos juntos al fuego; y me duché “al aire libre” en mi casa de baño tradicional. Aquí las estrellas se tripiclaron, y la Luna parece una frágil cuna que quiere acogerme en su regazo. Y así me he sentido todo el día con cada persona. Sigo sin comprender casi nada, pero me siento más enamorado que nunca.
Ahora siento una gran necesidad de orar, de darte las GRACIAS: Takhuta! Traía muchos miedos, y sin embargo, ahora en esta soledad de la noche en mi pallota, siento que Tú, mi familia, mis amigos, y la Iglesia entera están compartiendo estos 2 m2. Takhuta!
Randinho, domingo 6 de Julho de 2008
El romanticismo se acaba cuando ves una serpiente a unos pocos metros de tu casa. La serpiente vive en el árbol donde nos sentamos de cháchara: Nkoko. Después de intentar matarla sin resultados, todos continuaron sentados como ni nada pasase. A mi se me debió quedar la cara de piedra, porque no tardaron en preguntarme: Musanyerezanji? (¿En qué piensa?) Mi respuesta fue que no pensaba en nada, y sin embargo mi cabeza giraba preguntándose qué podría hacer para evadir serpientes, sabiendo que en mi casa pueden entrar por la misma puerta.
Ahora estoy sentado rodeados de niños y niñas que juegan a las chapas. Ya me duché después de regresar de Chatala, una comunidad del interior. Allí también comí masa (nsima) que es una especie de pella de gofio. Me la comí seca, porque no me gustó la pinta que tenía la gallina cocinada que mataron para nosotros. Hoy decidí hacerme vegetariano hasta regresar a Murrasa .
Me acompañó pai Rui, y apareció también el adjunto de Santa Clara (Munhava) que vino para que le firmase un cheque. Fue él quien hizo la homilía, y de lo que entendí, me dieron ganas de saber chisena para hacerla yo. Todavía me falta una eternidad.
El atardecer de hoy es un “Memorias de África” rodeado de niños que observan como escribo. He mudado la hora de escribir en el diario para tener luz solar y aprovechar las velas.
Creo que pocas veces me encomiendo a María. Hoy sí. En aquel texto del Génesis que dice que “la mujer pisará la cabeza de la serpiente” me da paz. Que ella me proteja, y proteja a todos estos niños y a sus padres del veneno de la Serpiente.
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