miércoles, 29 de mayo de 2019

Lo de hoy fue desesperante.



 Songo, quarta-feira aos 27 de Março de 2019
Aniversário de Juana Casanova Rodríguez

            Perdimos el primero, anularon el segundo y salieron en el tercero. Luís Ángel e Isidoro no sé qué imagen se llevarán de Mozambique, lo que sí sé es la imagen que se llevarán de sus aeropuertos y líneas aéreas. Lo de hoy fue desesperante.

Cuando llegamos al aeropuerto, que era la hora de inicio de embarque, resultó que ya habían embarcado todos, porque adelantaron el viaje sin avisarnos. El avión aún estaba en pista, pero no les dejaron entrar de ninguna forma porque ya estaba cerrado el check-in. Por más que insistimos no hubo nada que hacer.
            Nos dijeron que podían volar a las 17h, y como su vuelo es mañana a las 9h desde Maputo, nos fuimos a Tete para hacer tiempo, y almorzamos junto al río Zambeze. Fue un pequeño regalo en medio de la embarazosa situación. A las 15h ya estábamos nuevamente en el aeropuerto, pero para nuestra sorpresa, cuando llegamos a la ventanilla nos dicen que ha sido cancelado, y que ya no hay otro vuelo. No nos lo podíamos creer, y hasta le preguntamos si estaba bromeando, pero iba muy en serio. Luís Ángel se percató de que había otra compañía y fuimos a preguntar, y efectivamente tenía un vuelo a Maputo a las 17h, pero no nos informaron porque perderían dos pasajes. Reclamamos, y aunque nos hicieron sufrir, hasta el punto de que entraron en el avión in extremis, finalmente embarcaron. Yo no me fui a Tete hasta ver cómo despegaba el avión.
Uno de los daños colaterales lo sufrió Fátima, que es una señora que Alberto ha escogido para hacerse cargo del internado femenino. La pobre tuvo que esperar por mí, con todas sus cosas, durante dos horas en el obispado.
El viaje fue entretenido porque ella fue religiosa y vivió en Roma dos años, así que tenía muchas cosas que contarme. Vi que es una mujer con cierta preparación y que puede hacer mucho bien en el internado de las chicas.

Tatenda! Porque ya me llamaron las Hermanitas de los Ancianos Desamparados para decirme que llegaron bien. Gracias por ese ratito junto al río Zambeze que fue como un pequeño oasis en medio de este caos aéreo-portuario. Gracias también por Fátima, porque viene con muy buena actitud y hará mucho bien a estas jóvenes estudiantes.

martes, 14 de mayo de 2019

Luís Ángel e Isidoro han realizado un enorme sacrificio para llegar hasta aquí



Tete, domingo aos 24 de Março de 2019
Aniversário de Susi Sánchez González
Aniversário de San Óscar Arnulfo Romero

            Lo pequeño invade toda la escena. Al terminar la misa, ya fuera de la Iglesia mientras íbamos a la sacristía, oí una pequeña voz de un pequeño personaje: «¡Padre!» Una única palabra, pronunciada por un renacuajo al que sólo le pude ver la cabeza porque estaba cogido en la capulana de su mamá, y se asomaba al mundo sacando la cabeza. Me quedé mirándolo agradecido al ver su sonrisa. Él sólo quería que lo mirase, porque había pasado junto a él, pero no lo vi por estar a la espalda de su madre. Sin embargo, para mí su llamada fue un hermoso canto de envío, como si su voz viniese de lo Alto.
            Esta tarde he venido a Tete a recoger a Isidoro y a Luís Ángel. Han llegado desde Zambia pasando por 7 aeropuertos diferentes, viajando dos días sin parar: Solwezi, Lusaka, Johannesburgo, Adis-Abeba, Maputo, Beira y Tete. En su billete decía que vendrían directos de Maputo a Tete, pero en realidad hacía escala en Beira y llegaron dos horas después de lo previsto. Estuve todo el tiempo con Ananías tomando un refresco mientras esperábamos.
            Cuando  llegaron estaban deshechos, porque además del cansancio, al llegar a Maputo tuvieron muchos problemas para entrar en el país, porque había una máquina estropeada, y casi pierden el avión a Tete.
            Al recibirlos también conocía a dos jóvenes canarias, una de ellas es la hija de Luís Pérez el médico cirujano del Insular. Nos fuimos directos al obispado para cenar y dormir, porque ellos ya no podían ni con su alma.

            Tatenda! Luís Ángel e Isidoro han realizado un enorme sacrificio para llegar hasta aquí, y todo porque desde Madrid desconocen las rutas internas de los países africanos. Nos toca ahora disfrutar de estos días de encuentro con ellos, para que por lo menos se sientan descansados y en casa.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Aquí estoy Señor, para hacer tu Voluntad.


Songo, quinta-feira aos 21 de março de 2019

El día en que escribo estas líneas es el 22 de marzo, porque el 21 llegué pasada la medianoche a casa y decidí escribir hoy, lo vivido ayer.
Salí de Hwange el día 20 a las 21h y pasé toda la noche en la guagua a camino de Harare. La guagua era tan incómoda que cuando llegué, tenía calambres en un brazo que me duraron todo el día, pues tuve que tener dos mochilas encima de mí hasta las 8h en que llegamos a Harare.
Una vez allí tuve que pedir un taxi para ir a la Catholic Synod House donde trabaja el Fr. Joseph Moyo, y donde compré el cirio pascual («easter candel») para traer a Mozambique. El Fr. Moyo no estaba cuando llegué, así que esperé por él y luego me acompañó a donde tenía que coger el chapa para Nyamapanda. Salimos a las 10:30 y llegamos a las 15:00h, otro tormento. Realmente este pueblo está lleno de paciencia y aguanta todo lo que le echen, porque si fuese en Europa, al chófer del chapa le caían denuncias hasta en su sombra. Pero, lo peor estaba aún por llegar.
Cuando puse mis pies en Mozambique, juro que me sentí libre, en casa, relajado, sin saber que se acercaba una pesadilla. Procuré saber la situación de Beira, hice algunas llamadas para informar que ya estaba en Mozambique, etc… y luego subí al único chapa que había para Tete. Salimos de Cuchamano a las 15:30 y llegamos a Tete a las 21:30. Un trayecto que se puede realizar en dos horas y media, duró seis horas. ¿Por qué? Una vez más la policía corrupta mozambiqueña nos hizo sufrir a todos. Nos pararon 7 veces, y cada vez que paraban pedían dinero al chófer y a los zimbabuenses ilegales que viajaban con nosotros, que eran cinco. En cada parada nos pedían los documentos, nos hacían bajar y comenzaban los trapicheos típicos de los corruptos. Ellos saben muy bien que siempre hay personas que entran sin documentos y los extorsionan hasta decir basta.
La gota que colmó el vaso fue la última vez que nos pararon. La gente estaba cansada de pagar, e imagino que ya ni les quedaba dinero para sobornar, y decidieron negarse a entregar dinero. Fue entonces cuando el policía furioso decidió sacarnos a todos del chapa y también requisar toda la mercancía, que también era ilegal. Yo estaba histérico porque me sentía atrapado: si levantaba la voz, posiblemente detuvieran a las 5 personas que viajaban sin legalizar sus documentos. Además, estaba deshecho del largo viaje sin dormir. Me parecía una película de ciencia ficción, porque lo que les confiscaron eran boberías que la gente trae para ganarse tres perras, mientras que otros en Suiza engordan cuentas millonarias sin que nadie diga nada. Tristemente algunas personas no llegaron a Tete, porque se tuvieron que quedar en ese lugar donde les confiscaron sus pertenencias de mala manera.
Cuando ya estaba en mi coche, feliz porque ya veía el final del túnel, me pararon dos veces más. En la primera parada el policía me dijo que «parecía que un intermitente no funcionaba bien» y, en la segunda, el policía me dijo que «le enseñase el extintor». No me lo podía creer. A los dos les dije lo mismo: «He tenido un día muy malo. Me pueden multar sin problemas, si piensan que he cometido una infracción», pero ellos sólo quieren dinero para sus bolsillos y no para las arcas del Estado, así que me dejaron seguir. El trayecto a Songo fue muy peligroso porque me estaba muriendo de sueño. No lo volveré a hacer.

Tatenda! Llegué vivo a casa pasada la media noche. Mi corazón se debate entre lo duro que ha sido este viaje, la tragedia de Beira y la alegría del encuentro con los misioneros en Zimbabwe. Estoy en casa. Aquí estoy Señor, para hacer tu Voluntad.