domingo, 25 de febrero de 2024

La guerra en Mozambique.




Songo, jueves 22 de febrero de 2024 

 

 

            Sigo impactado por las imágenes de la guerra en Mozambique. Las noticias nos llegan a cuentagotas, y además muy filtradas por el gobierno, pero siempre se les cuela algo. Ayer salieron imágenes en televisión de la gente huyendo a pie de Chiure y Mecufi en dirección a Nampula. Son las imágenes típicas de los telediarios que estoy acostumbrado a ver desde niño, con la diferencia de que es aquí donde vivo, y donde estuve hace poco más de un mes.

 

            En estos días quemaron una iglesia católica en la Misión de Mazeze, exactamente donde Estrella quería celebrar el Dia Mundial de la Lepra. Lo que hoy contaban las personas entrevistadas me puso los pelos de punta: niños que eran secuestrados en la misma caravana en la que huían a pie; una anciana con su bastón que mal daba cuatro pasos y ya tenía que parar; relataron también varios partos de mujeres mientras huían; y sobre todo contaron el horror que dejaron atrás y como se unían para poder salvar la vida en grandes grupos.


            Cáritas de Pemba informó en un comunicado que el obispo sigue retirando a los misioneros de estos lugares de gran riesgo. La guerra comenzó en el norte de la provincia, y ahora está en el sur de la misma, lo cual es una señal inequívoca de su expansión por toda la región. Ver ríos de gente caminando, cargados como mulas, y con centenares de niños pululando alrededor, son el resumen dantesco de una realidad llamada Mozambique.

           

            Tatenda! Una viejecita vestida con harapos se paró para decir unas palabras a la cámara, y cuando terminó nos sorprendió a todos con una linda sonrisa. Alberto y yo sonreímos, porque aquella mujer nos despertó ternura, esperanza y bondad en medio de aquella situación dramática. Tú Señor, siempre nos sonríes. No hay drama que Te impida sonreírnos para que no nos quedemos con caras largas y manos caídas, sino esperanzados y manos a la obra.


viernes, 23 de febrero de 2024

Le pedí al Señor que pusiese en mi camino a los más pobres



Songo, miércoles 14 de febrero de 2024


Cenizas – Cuaresma

 

            En la oración matutina le pedí al Señor que pusiese en mi camino a los más pobres, y que supiese descubrirte en ellos, para poder vivir esta Cuaresma desde los últimos. Lo que no me esperaba es que me respondiese el primer día. Salí para hacer unas pequeñas compras y cuando regresé me encontré a dos niños acompañando un hombre ciego de Mulumbua.

 

            A este señor lo conocí cuando falleció su hija, a la que me encontré en el río agonizando dentro de una canoa. Como aquella joven dejó cuatro hijos, y uno de ellos era un bebé, pedí a los de Mulumbua que hablasen con él para ver si nos entregaba el bebé y nosotros encontrarle una familia aquí en Songo, donde hay mejores condiciones para que sobreviviese. Después de algunas semanas, me respondieron que no, y el bebé se quedó con sus hermanitos en Mulumbua y todavía vive.

 

            Poco tiempo después, apareció por aquí un hombre ciego diciendo que necesitaba leche, azúcar y ropa para un bebé, así que lo asocié con Mulumbua y descubrí que era el abuelo de la criatura. Este hombre viene siempre con uno o dos lazarillos, y siempre me pregunto cómo hará para subir y bajar la montaña sin ver nada, únicamente guiado por su hijo, de unos 10 años, y su nieto el mayor que podrá tener 8 añitos.

 

            Tatenda! Has llegado a mi casa más pobre imposible, pero siempre dulce y humilde. Me pediste algo para comer porque tu (sagrada) familia está pasando hambre. Te di muy poco: arroz, azúcar, jabón, espaguetis y poco más; pero Tú sonriente, me distes las gracias. Cuando ya te ibas, me acordé de los caramelos de nata Tirma que tengo guardados para entregar a los niños en situaciones especiales, y cuando se los di a los dos niños se les puso una sonrisa de lado a lado, porque no esperaban nada. Son tus cireneos, Señor, los que te sostienen en el camino.

miércoles, 7 de febrero de 2024

En tus lindas Manos están estas dos mujercitas que siguen abriéndose camino con mucho esfuerzo


Songo, miércoles 31 de enero de 2024

            El lunes fui a Chitima porque tenía que recoger los libros de primero para nuestras escuelas y me encontré con el Sr. Nelson, Director Distrital de Educación. Me pilló de sorpresa una invitación: que presidiese la ceremonia de apertura de una escuela del Estado, la EPC de Caliote. La verdad es que me alegré por su detalle, aunque sé que lo hizo porque no tienen personal suficiente para tantas escuelas.

            Cuando bajaba al río con el profesor Olívio me dio una de las mayores alegrías que se puede dar a un padre: “Linda y la hija de Erísio Sazithe están en Songo para estudiar el 4º curso”. Linda es la primera adolescente a quien vi leer en Chodzi y la felicité públicamente, me daba pena pensar que no podría continuar sus estudios, porque allí acabamos en tercero, sin embargo, su familia la ha enviado a Songo con una familia que la acoge para que pueda estudiar. No me lo podía creer. Ya estoy deseando verlas para apoyarlas todo lo que pueda.

 

            Después de dejar a Olívio con los libros en el río, me fui a Caliote y allí estuve en toda la ceremonia. Asistieron un grupo muy pequeño de personas: unos diez niños y niñas, unos 15 padres y madres, y el profesorado. Seguimos todo el ritual: oración, himno nacional, plantar un árbol (el primero de mi vida, y fue un mango), presentación de participantes, lectura de informes y discurso de inauguración. La oración la hizo un señor de una iglesia cristiana evangélica, pero lo que más me impresionó fue la lectura del reglamento de orden interno donde literalmente dice: “No deben llevar blusa de asillas, pantalones apretados, llevar las uñas pintadas, sarcillos (chicos), corte y pintura de pelo, mechas con colores aberrantes y otros vestidos de extraña vanidad”. Me reí para dentro, porque ya estoy tan hecho a esta cultura que sólo pensé cuánto respeto merece cada realidad, aunque pueda opinar diferente.

 

 

            Tatenda kwene-kwene! Linda me alegró el día por dos motivos: el primero es que continúa estudiando, y el segundo es que le han reconocido oficialmente sus estudios en Chodzi en una escuela católica con dos profesores que sólo tienen estudios primarios. Estoy seguro de que sacará muy buenas notas. En tus lindas Manos están estas dos mujercitas que siguen abriéndose camino con mucho esfuerzo.

domingo, 4 de febrero de 2024

El testimonio de las Hermanas combonianas abre el corazón a cualquier misionero


Balama-Cabo Delgado, miércoles 10 de enero de 2024

 

      

 

 

      Ya hace unos días que estoy en Cabo Delgado, y todavía me impresiona ver el ejército desplegado por toda esta zona. Coches con metralletas, hombres y mujeres armadas hasta los dientes, militares uniformados de Ruanda y de otros países, son nuestro paisaje más habitual.

            Estar con Estrella es una gracia, porque ella ni habla del tema, lo ha incorporado a su rutina y noto que no le afecta como a mí. Ella me transporta para otros asuntos y me distrae la atención de la guerra: su asunto son los pobres, los enfermos de lepra, el evangelio, la Casa de la Providencia, las misioneras y la iglesia.

            Hemos venido a Balama, pasando por Montepuez y Namuno, donde tuvo una reunión con su equipo de voluntarios contra la lepra. Aquí las combonianas nos acogieron con inmenso cariño y esta noche dormiremos en su casa, para mañana partir después de la misa.

            El testimonio de las Hermanas combonianas abre el corazón a cualquier misionero. Uno de sus proyectos es acoger a mujeres jóvenes desplazadas por la guerra, para escucharlas, acompañarlas y descargarlas del horror del terrorismo. Nos contaba María del Amor que algunas de ellas habían visto como les cortaban la cabeza a sus maridos para luego cocinarlas a fuego… Escucharlas me ponía la piel de gallina y me solidarizaba con las víctimas y con estas religiosas.

 

            Tatenda! Sin embargo, la presencia de Sor Ángeles que estuvo cuando asesinaron a Sor María de Coppi, fue lo que más me impactó, pues nos dijo: “Ellos fueron a buscarnos a Chipene, y ahora soy yo la vengo a buscarlos a ellos”. Ella es nueva en esta comunidad, pues vivía en Nampula, donde asesinaron a su compañera, y ahora la han trasladado a Cabo Delgado que es el epicentro de la guerra. Con sus 82 años sólo piensa en dar la vida por este pueblo, sin miedo a la muerte, porque Tú la llevas de la mano.