viernes, 23 de febrero de 2024

Le pedí al Señor que pusiese en mi camino a los más pobres



Songo, miércoles 14 de febrero de 2024


Cenizas – Cuaresma

 

            En la oración matutina le pedí al Señor que pusiese en mi camino a los más pobres, y que supiese descubrirte en ellos, para poder vivir esta Cuaresma desde los últimos. Lo que no me esperaba es que me respondiese el primer día. Salí para hacer unas pequeñas compras y cuando regresé me encontré a dos niños acompañando un hombre ciego de Mulumbua.

 

            A este señor lo conocí cuando falleció su hija, a la que me encontré en el río agonizando dentro de una canoa. Como aquella joven dejó cuatro hijos, y uno de ellos era un bebé, pedí a los de Mulumbua que hablasen con él para ver si nos entregaba el bebé y nosotros encontrarle una familia aquí en Songo, donde hay mejores condiciones para que sobreviviese. Después de algunas semanas, me respondieron que no, y el bebé se quedó con sus hermanitos en Mulumbua y todavía vive.

 

            Poco tiempo después, apareció por aquí un hombre ciego diciendo que necesitaba leche, azúcar y ropa para un bebé, así que lo asocié con Mulumbua y descubrí que era el abuelo de la criatura. Este hombre viene siempre con uno o dos lazarillos, y siempre me pregunto cómo hará para subir y bajar la montaña sin ver nada, únicamente guiado por su hijo, de unos 10 años, y su nieto el mayor que podrá tener 8 añitos.

 

            Tatenda! Has llegado a mi casa más pobre imposible, pero siempre dulce y humilde. Me pediste algo para comer porque tu (sagrada) familia está pasando hambre. Te di muy poco: arroz, azúcar, jabón, espaguetis y poco más; pero Tú sonriente, me distes las gracias. Cuando ya te ibas, me acordé de los caramelos de nata Tirma que tengo guardados para entregar a los niños en situaciones especiales, y cuando se los di a los dos niños se les puso una sonrisa de lado a lado, porque no esperaban nada. Son tus cireneos, Señor, los que te sostienen en el camino.

No hay comentarios: