viernes, 17 de febrero de 2023

Me quedo impresionado de la fortaleza de estas niñas

 

Songo, jueves 09 de febrero de 2023

Cumpleaños de la enfermera Rosa Joel

 


 Ayer me llamó mucho la atención ver como Eva salía una y otra vez de la iglesia para vomitar. Estábamos en la misa, y habían venido todas las niñas, además de Fátima e Ebinete, porque era el cumpleaños de Dª Rosa que es muy amiga de ellas. Siempre que Eva salía, detrás la seguía Ebinete, y después de unos minutos volvían a entrar en silencio, al igual que salieron. 

 

 Por la mañana, yo había estado en el internado y estuve con Eva y con Patricia, que habían ido al médico y no a la escuela. Las dos dieron positivo de malaria. Yo les hablaba dándole ánimos y gastándole bromas, pero ellas sólo me miraban, casi sin expresión en sus rostros.

 Hoy regresé al internado y ya son cuatro las enfermas: Eva, Patricia, Sara y Chorida. La escena se repitió: yo les hice carantoñas y bromas, pero ellas sólo me miraban. 

 

 

 Tatenda! Me quedo impresionado de la fortaleza de estas niñas, porque no lloran, no muestran su dolor, no se quejan… Incluso me contó Fátima que Eva lleva mala dos días, pero ella sólo lo supo ayer, porque cuando tenía ganas de vomitar se iba sola y vomitaba sin decir nada hasta que sus amigas la descubrieron. Creo que nunca llegaré a conocer esta cultura, este pueblo tan duro, tan fuerte ante el dolor… por eso te pido que me abras bien los ojos y el corazón para sentir su dolor aunque ellas no lo manifiesten y poder así anticipar su cura.

domingo, 12 de febrero de 2023

Comienzo una nueva andadura más paternal en esta parroquia

Songo, jueves 01 de febrero de 2023

 

    Tres jóvenes me vieron salir de mi casa y vinieron corriendo hacia mí y gritando:

“¡Padre, padre!”. Yo estaba con prisas porque ya faltaba poco tiempo para la misa. Ellos son tres monaguillos de la parroquia: Helder, Marinho y Moveta. Tres adolescentes muy activos y que venían sonriendo muy felices. Me detuve los saludé y les pregunté: ¿Qué tal están? La respuesta no se hizo esperar: “Bien, vinimos sólo para saludarlo”. 

 

 

 Nosotros llegamos ayer bastante cansados, y yo quizá un poco acelerado porque se me viene encima todo el curso pastoral y no tengo casi nada preparado. Toda esta mañana he estado atendiendo “urgencias” porque me llovían las llamadas, las visitas y los mensajes pidiendo esto y aquello, para el internado, para las escuelas, para los albañiles, etc… Así que cuando se me acercaron estos chiquillos sentí como si el mundo se parase por un momento.  

 

 

Ellos estaban muy felices y se les notaba de lejos. He pasado unos quince días fuera y ellos sentían la alegría del regreso, como cuando un padre vuelve a casa después de un tiempo fuera. Me sentí querido y agradecido por este sencillo gesto, y me di cuenta que la vida se detiene cuando te encuentras con alguien; el tiempo se detuvo y nos regaló un instante de plenitud.


Tatenda Baba! Aquí a los curas nos llaman “padre”, y hoy estos jóvenes me hicieron sentir que en verdad soy un padre, y que ellos son mis hijos. Estos chicos con su espontaneidad juvenil me han ayudado a conocerme un poco más, a saber quien soy para ellos. Oiga cientos de veces al día que me llaman “padre”, pero hasta ahora creo que sólo me sentía cura. Hoy puedo decir que comienzo una nueva andadura más paternal en esta parroquia que Tú, Padre Bueno, me has confiado.

 

viernes, 10 de febrero de 2023

Todo un regalo indescriptible


 



Livingstone-Zambia, sábado 28 de enero de 2023

 

            Intentar describir un milagro es imposible. Intentar expresar una emoción desbordante es cosa de los grandes genios de la literatura, por eso sé que todo lo que yo pueda expresar en estas líneas jamás podrá reflejar lo vivido hoy, por tercera vez, en las cataratas Victoria (Victoria Falls, Mosi oa Tunya).

            No fuimos todos, porque Arnaldos y Floro ya no pueden caminar mucho tiempo debido a la edad avanzada, aunque luego por la tarde se unieron en la visita al parque de animales.

            Las Victoria Falls tienen un nombre menos conocido, pero que expresa mejor su identidad: Mosi oa tunya, que quiere decir, “el agua que ruge”. El Dr. Livingstone le ponía a todo el nombre de la reina de Inglaterra (Lago Victoria, Victoria Falls, etc…), pero los Tongas supieron nombras a estas cataratas como lo que verdaderamente son: un rugido de agua. Estar allí es estar envuelto para la vida, sentir la naturaleza en estado puro, pues han sabido respetar el entorno sin casi tocarlo para que se pueda disfrutar de la naturaleza en bruto.

 

            El rugir del agua, el agua te baña, el arcoíris permanente, el basalto negro azabache, la vegetación exuberante, los caminos tortuosos y resbaladizos, los pajaritos, los monos paseando… todo un regalo indescriptible y que te invita a sumergirte en el silencio, anonadado por tanta belleza creada no por manos humanas, sino muy divinas.

 

 

            Tatenda! Estaría horas y horas escribiendo y contemplando esta maravilla tuya, Creador de la Naturaleza; pasaría horas y horas en silencio admirado y agradecido por esta agua que ruge mientras recorre el río Zambeze, bañando y dando vida a todo lo que encuentra a su paso… La historia cuenta que Livingstone se quedó desmoralizado al ver las cataratas porque imaginaba que el río Zambeze sería navegable de principio a fin, pero se encontró con su planes truncados… Hoy este rincón perdido del África Austral sería, sin duda alguna, el lugar más bonito del mundo, si Tú no hubieses creado nuestras afortunadas islas Canarias.