Quarta-feira de cinzas
domingo, 31 de marzo de 2019
Pequeñas alegrías que puedan ayudarla de nuevo a andar.
Songo, quarta-feira
aos 6 de março de 2019
Quarta-feira de cinzas
Cenizas. Esta cuaresma ha tenido un comienzo
simbólico muy significativo. Fui por primera vez a celebrar a la comunidad de
Maroéira con Alberto. Estuvo todo el día lloviendo y aún continúa. Allí
encontré una comunidad grande, al estilo de las de Sábiè: gente pobre,
sencilla, de campo y que celebraron de principio a fin en Cinyungwe. Leí el
Evangelio y al final dije unas pocas palabras en Cinyungwe para presentarme.
Alberto me dijo que lo hice muy bien, que se sorprendió. Para mí fue una
celebración cargada de emoción porque es mi primer contacto con la realidad
rural de la parroquia, después de casi tres meses en Songo.
Luego celebramos en Songo, y nos sorprendió que a
pesar de que no paraba de llover, vino un buen grupo de fieles. Al terminar,
como todos los días, fui a llevar a su casa a las monjas, y la Hna. Isolda me
contó la triste historia de una chica a la que ayer amputaron un pie por
violencia machista. Su historia es de terror: es una chica joven a quien su
familia casó obligatoriamente con su cuñado viudo. La familia pensó que no
podía dejar solos a los hijos de la mujer difunta, y le entregaron a su hija
más joven como esposa. Ella no lo quiere y, según parece tiene un novio con el
que fue sorprendida por su marido, mientras estaban hablando. Fue por ese
motivo que con una catana le cortó el pie. Los gritos en el hospital eran
ensordecedores, pues el pie le colgaba con un pedazo de piel. Es una joven que
no llega a los 18 años, y ya tendrá una vida marcada para siempre por el horror
del machismo y su violencia.
Tatenda! Al llegar al final del día me quedo con
el sabor amargo de la derrota. Comienza una cuaresma para esta joven que durará
toda su vida, mientras que mi cuaresma tiene sus días contados. Para esta joven
mujer te pido pequeñas pascuas, pequeñas alegrías que puedan ayudarla de nuevo
a andar.
jueves, 28 de marzo de 2019
Debajo de la piel de desarrollo que tiene Songo, se esconde una durísima realidad.
Durante la mañana tuve reunión de trabajadores del Internado, y siempre me
voy con la triste sensación de que lo que menos les importa son los jóvenes,
pues todas sus preocupaciones son sobre su uniforme, herramientas, sueldo, etc…
y aunque sea justo y bueno lo que piden, no mencionan para nada asuntos que
tengan que ver con los estudiantes.
Luego me metí en la locura
de Alberto que estaba cargando el camión para mandarlo a Lifidzi. Realmente es
desquiciante, pero como los mozambiqueños no se hacen problema con el caos,
intenté pasármelo bien y ayudar un poco en la organización sin perder los
nervios.
Cuando estaba en misa vi un grupo de mujeres que
me llamó la atención porque no eran tan jóvenes como el resto… Había olvidado que tenía reunión de Cáritas
Parroquial, y esas 8 mujeres son las que se han decidido a dedicar su tiempo y
cariño a los más pobres. El día había transcurrido sin sobresaltos, pero el
shock me llegó en la reunión.
Habíamos quedado en que harían una especie de lista de las familias más pobres de su barrio, y que preguntarían a los jefes comunitarios por las situaciones más urgentes. Mi sorpresa fue que todas estuvieron visitando, una a una, a todas las familias. El relato de cada una me puso los pelos de punta, porque debajo de la piel de desarrollo que tiene Songo, se esconde una durísima realidad:
-Barrio de Muthumbuliro (visitó a 11 familias y
encontró entre otras situaciones las siguientes): un viejito que vive con sus
nietos, y ninguno va a la escuela; una viuda con dos hijos que tampoco van a la
escuela; una viejita que entregó en matrimonio a su nieta de 13 años para poder
sustentarla a ella y a su otra hermanita de 3 años; un ciego viudo con dos
hijos de 10 y 16 años que no van a la escuela…
-Barrio Tseretsekana: una mujer paralítica con dos
hijos que no van a la escuela porque deben hacerlo todo en casa…
-Barrio Kantchenga: enfermos crónicos y ancianos
abandonados…
-Barrio Planalto: ancianos ciegos que viven solos.
-Barrio Cateta: una mujer paralítica desde hace 40
años; ciegos y viudas que no tienen nada.
-Barrio Catondo: un viejito que está pasando
hambre; un matrimonio anciano que vive con sus 6 nietos huérfanos de madre, y
con su padre enfermo mental.
-Barrio Unidade: varias familias con huérfanos de
padre, niños que no van a la escuela; una anciana que no puede andar y cuida a
3 nietos…
Tatenda! Este es un pequeño resumen de lo que
encontraron, aunque lo más maravilloso fue que una de las voluntarias ya apuntó
en la escuela a 11 niños que este año no se habían matriculado. Y hemos
decidido visitarlos a todos el domingo por la tarde, para conocerlos y
llevarles cuadernos, lápices y bolígrafos. Que Dios bendiga a estas santas
mujeres.
sábado, 23 de marzo de 2019
Me gusta sentir que soy pastor de los pequeños, de los frágiles, de los que no cuentan.
Songo,
domingo aos 3 de março de 2019
Aniversário de Paco González Jiménez
Hay sensaciones que me hacen sentir un poco más integrado en esta parroquia, y una de ellas es celebrar en la Comunidad de Ntra. Sra. De los Dolores. La misa es sencilla, la capilla es pequeña y hay un ambiente muy familiar. Un niño de unos 4 años vino a pedirme que lo bautizara, y estuvo toda la misa junto a mí, repitiendo todos los gestos que hacían los acólitos. No se le veía, porque no llegaba a la altura del altar, pero yo estuve todo el tiempo aguantando la risa al ver a aquel renacuajo con tanta seriedad. Le pedí a los acólitos que le trajesen una silla y le faltaba «medio metro» para llegar al suelo.
Por la tarde, regresé a la
misma comunidad porque teníamos formación de acólitos allí. Me encanta verlos
con tanta responsabilidad, con sus libretas, prestando atención e intentando
responder a las preguntas que les hacía Artur. Allí me volví a encontrar con mi
amigo y su amiguita, que no se despegaban de mí en la capilla. Los dos quieren
que les dé un alba para ser acólitos, y creo que así lo haré, porque son dos
angelitos muy simpáticos. Ella tiene una sonrisa de esas que saltan del
corazón.
Tatenda! Por esta pequeña
comunidad de Nª Sª de los Dolores que me hace sentir que estoy en Guinate, en
Órzola, en Tabayesco, en Sábiè, en Ye, en Matukwanyana o en Baptine. Me gusta
sentir que soy pastor de los pequeños, de los frágiles, de los que no cuentan,
o como las llama Manolo Medina: «del pequeño rebaño», «de los anawin» o «de los
pobres de Yahweh», «del resto de Israel»…
viernes, 15 de marzo de 2019
"Mi ventana"
Songo,
sexta-feira a 1 de março de 2019
DEP
Nieves
Todas mis ventanas han sido especiales, cada una con sus propios colores, sonidos y panoramas. Quiero en este día quedarme en la interioridad de mi cuarto y abrir mis ojos al mundo a través de mi ventana.
Mi ventana es grande, de
aluminio y con un sistema de red mosquitera muy moderno pues es corrediza. Mi
ventana me abre a la Creación, a la Naturaleza. Desde ella veo unas papayeras,
naranjeros, colinos, millo, maracuyá, plataneras, limoneros, pimienta y un
largo etcétera de árboles frutales y plantas comestibles. Son un regalo para la
vista.
Mi ventana también me abre
a la realidad del barrio, porque tenemos unos vecinos que ponen música a todo
volumen desde que cae la tarde hasta el amanecer.
Pero también, por esa
ventana entra el sol de la mañana hasta pasado el mediodía y calienta mi
cuarto. Por la noche, mi ventana deja pasar un aire fresco que viene de la
huerta, y que me invita a descansar. Por la ventana también contemplo la
lluvia, que es un regalo para el corazón.
Sin embargo, lo más
hermoso de esta ventana son los pájaros. Todo el día los estoy escuchando y
viendo revolotear por la huerta, y se pasan el día entero cantando melodías
diferentes, todas ellas saludables para el alma. El canto del pájaro suena en
mi interior como una nana, es un canto maternal, el amado canto de mi Amada.
Tatenda! Sobre las 14h
recibí la noticia de la pascua de Nieves, la palmera, la madre de Chicha. Hace
unos días que estaba hospitalizada y recibiendo toda la atención y cariño de su
familia. Me impactaron las palabras de Chicha: «…pasó mientras dormía. Recé el
rosario agarrándole la mano, cuando acabé… ya no respiraba». Me pareció un
gesto hermoso y elocuente: madre e hija orando juntas de la mano, mientras se
despedían, Chicha orando y Nieves abriendo los ojos a la Vida. La ternura, la
fe, el diálogo silencioso de esta imagen, fortalecen mi esperanza y me ayudan a
entreabrir mi Ventana para sentir cómo nos inunda el Dios de la Vida.
martes, 12 de marzo de 2019
Contemplando y dando gracias al Creador
Songo,
quarta-feira aos 20 de fevereiro de 2019
50º Aniversário de Juan Antonio del Río Rodríguez
Regresé de Tete con el
Hermano Pablo, que es de esas personas que da gusto conocer: sensible,
trabajador, creyente, sincero como el agua clara, sencillo… una joya. Durante
el camino no paramos de conversar, pero hubo un momento de contemplación cuando
llegamos a un lugar, y él me interrumpió diciendo: «Mira las montañas». Se veía
al fondo una pequeña cordillera de montañas, todas verdes y llenas de vida, formando
un paisaje espectacular. Nos quedamos unos segundos en silencio, contemplando y
dando gracias al Creador, y luego seguimos hablando de lo hermosas que son las
montañas.
Este episodio fue el
reverso de lo que viví mientras estaba buscando una ferretería para comprar
alambre para el tendedero del Internado. Estaba en una de las calles más
concurridas de Tete, y cuando salí de la ferretería me sentí rodeado y acosado
por muchos jóvenes que me apretujaban. Noté una sensación extraña, y uno de
ellos, que estaba a mi derecha comenzó a decir: «La tienda, en la tienda,
aquella tienda…», intentando captar mi atención. Cuando de repente noté que
otro joven que estaba a mi izquierda estaba sacando mi móvil del bolsillo.
Inmediatamente le di un golpe a su mano y metí mi mano en mi bolsillo para
comprobar que todavía tenía el móvil. Todos salieron pitando, en todas las
direcciones y me quedé sólo en medio de la acera. Fui tras uno del que metió la
mano en mi bolsillo y le dije que era un «confuso», pero se hizo el sueco.
Revisé mi mochila para comprobar que nadie se había llevado mi cartera, y seguí
mi camino.
Recordé que esa misma
táctica fue la que siguieron los jóvenes que me robaron la mochila en la Avda.
24 de Julho en Maputo, pero esta vez nos les funcionó. Sentí que algo raro
estaba ocurriendo y supe reaccionar a tiempo. Lo cual me ha venido bien para
prepararme para mis futuras visitas a la capital.
Tatenda! Tuve tiempo de
llegar a Chitima con Pablo, tomarnos un café con polvorones de las Clarisas de
Antequera-Málaga con el Pe. Ítalo, que es un hombre dulce y sereno, con una
sonrisa eterna en su rostro, y además llegué justo a la hora de misa para no
interrumpir las misas gregorianas por Pedro, José y María del Pino. Creo que
esa multitud de santos del Cielo y otros que pisan esta tierra, hoy me han
ayudado a no dejar de darte gracias por tu gran bondad.
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