Songo, viernes 19 de abril de 2024
domingo, 21 de abril de 2024
Alegría Africana
Songo, viernes 19 de abril de 2024
Siempre es tarea ardua, intentar resumir en unas
líneas las diferentes experiencias vividas en la visita a las
comunidades: las cinco horas “perdidas” esperando el barco, las horas de
moto hasta llegar a las comunidades, los paisajes de una naturaleza
envolvente, los encuentros, la vida en la noche, la curiosidad de los
niños, la timidez de las niñas, los duros y sinuosos caminos entre
montañas, e incluso la forma en que se vive la eucaristía.
Ayer estuve unas horitas en la comunidad de
Chiputi, donde lanzamos el proyecto de construcción de la nueva iglesia.
La misa allí acabó pasada la medianoche, yo estaba exhausto por el
cansancio, sin embargo, hoy a las cuatro y media ya estaba en pie para
poder visitar la comunidad de Finzi.
Al llegar nos encontramos un grupito de niñas y
niños que comenzaron a correr detrás de las motos para recibirnos, y en
los que noté su alegría africana contenida, que cuando te dan la mano,
unos te dan sus deditos con timidez, y otros te retienen la mano
innecesariamente durante unos instantes para sentir tu tacto, matando
así su curiosidad infantil. Nada de esto pasa desapercibido por mi
corazón.
Quizá el momento culminante fue el diálogo sobre
la nueva escuela de Finzi que tiene dos vertientes: alfabetización de
adultos y educación primaria. Cuando estaba hablando de la importancia
de apostar por la educación de adultos, me acordé de mis padres. Ninguno
de ellos pudo estudiar, por diferentes motivos, pero siempre se
preocuparon de los estudios de sus tres hijos, y los puse como ejemplo,
sobre todo a mi madre que desde que pudo se sumó al carro de Radio ECCA y
continuó manteniendo fresca su mente.
Al terminar nos sacamos unas fotos: primero los
adultos y luego los niños y niñas con sus profesores. Todavía tenemos
dificultad para conseguir los libros, pero el entusiasmo es tanto que
nada nos hará parar.
Tatenda! Por estos paisajes humanos tan bellos;
por esos ojos cargados de ilusión por aprender; por tantas personas que
en lo oculto han puesto todo su amor para que esta escuela pueda dar sus
primeros pasos; por todos los tambores rebosantes de alegría en cada
celebración; por la pizarra, los lápices, las libretas y el pan
eucarístico compartido que nos hacen más hermanos.
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