domingo, 21 de abril de 2024

Alegría Africana


 Songo, viernes 19 de abril de 2024

 Siempre es tarea ardua, intentar resumir en unas líneas las diferentes experiencias vividas en la visita a las comunidades: las cinco horas “perdidas” esperando el barco, las horas de moto hasta llegar a las comunidades, los paisajes de una naturaleza envolvente, los encuentros, la vida en la noche, la curiosidad de los niños, la timidez de las niñas, los duros y sinuosos caminos entre montañas, e incluso la forma en que se vive la eucaristía. 
 
 
 
 
 Ayer estuve unas horitas en la comunidad de Chiputi, donde lanzamos el proyecto de construcción de la nueva iglesia. La misa allí acabó pasada la medianoche, yo estaba exhausto por el cansancio, sin embargo, hoy a las cuatro y media ya estaba en pie para poder visitar la comunidad de Finzi. 

 
 Al llegar nos encontramos un grupito de niñas y niños que comenzaron a correr detrás de las motos para recibirnos, y en los que noté su alegría africana contenida, que cuando te dan la mano, unos te dan sus deditos con timidez, y otros te retienen la mano innecesariamente durante unos instantes para sentir tu tacto, matando así su curiosidad infantil. Nada de esto pasa desapercibido por mi corazón.
 Quizá el momento culminante fue el diálogo sobre la nueva escuela de Finzi que tiene dos vertientes: alfabetización de adultos y educación primaria. Cuando estaba hablando de la importancia de apostar por la educación de adultos, me acordé de mis padres. Ninguno de ellos pudo estudiar, por diferentes motivos, pero siempre se preocuparon de los estudios de sus tres hijos, y los puse como ejemplo, sobre todo a mi madre que desde que pudo se sumó al carro de Radio ECCA y continuó manteniendo fresca su mente. 
 Al terminar nos sacamos unas fotos: primero los adultos y luego los niños y niñas con sus profesores. Todavía tenemos dificultad para conseguir los libros, pero el entusiasmo es tanto que nada nos hará parar. 
 
 
 
 
 
 
 Tatenda! Por estos paisajes humanos tan bellos; por esos ojos cargados de ilusión por aprender; por tantas personas que en lo oculto han puesto todo su amor para que esta escuela pueda dar sus primeros pasos; por todos los tambores rebosantes de alegría en cada celebración; por la pizarra, los lápices, las libretas y el pan eucarístico compartido que nos hacen más hermanos.


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