miércoles, 3 de abril de 2013

No llegamos al corazón de esta cultura.








Missão, sexta-feira 25 de Janeiro de 2013
Conversão de S. Paulo

                Hace unos días que Sara me llamó para pedirme que fuese a rezar en casa de una señora que reza con nosotros en Vahla de la familia Navingo. Se lo comenté a las Hermanas y Pepita se apuntó a acompañarme.
El viaje fue largo porque vive dos kilómetros más acá del fin del mundo. Vahla es enorme y muy deshabitada. Cuando por fin llegamos, la fotografía que encontramos fue esta: tres jóvenes curanderos con sus capulanas rojas, sus collares blanco-rojos y sus pelos embarrados. Me quedé de una pieza, no porque nunca haya visto esa imagen sino por sentir que nuestra evangelización está “meando fuera del tiesto”. No llegamos al corazón de esta cultura. Todos los cristianos que nos acompañaban estaban como si cualquier cosa. No hubo reacción, ni extrañeza, ni nada que nos indicase que algo no iba bien.
Es decir, ellos viven invocando a sus espíritus y al gran Espíritu sin llegar a interrogarse sobre la incompatibilidad de ambos. La fe en Jesús continúa siendo un rito que se suma a sus tradiciones, pero que no deja de ser un tejido nuevo en trapos viejos.
Rezamos, nos tomamos un agüita y nos fuimos. Por la tarde, lo compartí en el equipo misionero porque me cuestiona muchísimo mi labor misionera en Mozambique.


Inkomu! No podemos dar nada por supuesto, por resuelto, por sabido. Con este pueblo debemos provocar el encuentro personal contigo, una conversión profunda. Está claro que eso sólo lo podrás hacer Tú, y nosotros somos instrumentos bastante inútiles para propiciar que ellos tengan el mayor regalo de sus vidas: conocerte, amarte y seguirte con todo su corazón y con toda su vida.

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