sábado, 19 de agosto de 2023

Su gloria eres Tú

Songo, viernes 11 de agosto de 2023

Santa Clara de Asís


              Cuando me siento a escribir, a orar lo vivido, a ver el paso silencioso de Dios, a agradecerle su presencia amorosa, confieso que a veces no es fácil. Intento educar la mirada de mi corazón para no dejar pasar la presencia de la vida, del amor, de la amistad, de Dios en cada cosa, en cada instante…

 

            El rostro de Dios hoy tiene un nombre: Alberto. Baba Alberto lleva casi 67 años en Mozambique y hoy el Papa le concedió la Medalla “Pro ecclesia et Pontifice”. Para él, la medalla no dice nada, y no muestra ningún interés especial por recibirla. Sus preocupaciones son otras: las comunidades rurales, preparar y celebrar la misa, atender la huerta, rezar el rosario y la liturgia de las horas, charlar con las visitas, atender cada día las confesiones…

 

            Alberto tiene 91 años y la vitalidad de un joven de 19. A veces pienso cuál será su secreto y siempre llego a la misma conclusión: está rebosante de energía interior, está tan ligado a su espíritu, al Espíritu, que su cuerpo cansado no puede frenar ese hálito divino. Toda su fuente está en Ti. Se levanta tempranito para estar en la capilla orando en silencio, nunca se va a dormir sin pasar por el Santísimo, pasa largas horas en la Iglesia antes de la misa sentadito en una esquina del fondo frente al sagrario… Toda su fuente está en Ti. No para de trabajar y hacer cosas durante la mañana, y la tarde la usa para leer y orar, aunque también acompaña catequesis de matrimonios y participa en diferentes reuniones de la parroquia.

 

            Hoy el secretario del Nuncio y el Obispo de Tete le dieron una condecoración, que para él no significa casi nada, porque su único interés es entregarse hasta el fin. Ni siquiera quiso quedarse al almuerzo, siendo él el gran homenajeado (aunque también era la inauguración de la ‘Fazenda da Esperança’) y todo porque tenía prisa por llegar a la misa en la parroquia (a la cual, por cierto, no llegamos a tiempo).

           

            Tatenda! La gente estaba feliz, mientras Alberto no paraba de decir: “Son cosas de este mundo”. No porque despreciase la medalla, sino porque la ponía en su lugar. Y yo pienso lo mismo, si después de 66 años en Mozambique hubiese colocado su gloria en una simple medalla, se me hubiese caído el mito. No. Su gloria eres Tú y su fidelidad a Ti es su más preciosa medalla. Gracias por los Albertos, las Juanas, los Manolos, los Davides… y esas otras “rara avis” que pasados los 80 siguen viviendo desde Ti para contruir tu Reino.

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