lunes, 4 de septiembre de 2023

Tenemos dos escuelitas donde nadie quiere ir

Songo, viernes 25 de agosto de 2023
 

 

Acabó el curso para profesores de las escuelas de Chodzi y Mulumbua. Estamos contentos por el trabajo de estos días. Estuvieron presentes Olivio, Bernardo, Eulane, Francisco y Lázaro, y las formadoras fueron Zefa y Manuela, que les ayudaron a hacer la programación de este último trimestre y a poner al día los boletines de notas.

            Tenemos dos escuelitas donde nadie quiere ir, a donde el Estado no llega. Y lo más importante, están aprendiendo mucho y nuestros profesores son bastante serios, aunque su nivel de formación académica sea bajito. Es el triunfo de la constancia y del cariño. Cada profesor da clases en su pueblo, y conoce a todos sus alumnos y a sus familias. Ahí radica parte de nuestro éxito, pero también en la formación continua a los profesores.

            El año pasado fui con todos los profesores hasta Fingwe, que es la capital distrital para hablar con nuestro “Consejero de Educación”, que nos recibió pero no quiso incluir nuestras escuelas bajo el paraguas del Estado. Él se lo perdió. Hemos conseguido este año hacer una “trampa” a estos malos políticos del paleolítico. Hablamos con los directores de las escuelas del Estado que están más cerca de Chodzi y de Mulumbua, ellos han metido los nombres y los procesos de nuestro alumnado en sus escuelas, de tal forma que sus estudios serán reconocidos oficialmente, aunque sea por la puerta de atrás. Ha sido una gran victoria, porque las niñas y niños están muy bien preparados.

            Me quedé con los ojos a cuadros cuando nos informaron de la estadística de la escuela de Mulumbua, diciendo que tenían 3 alumnos de la escuela del Estado. Les pregunté el porqué y me dijeron que en esa escuela tienen menos de 20 alumnos (nosotros 120), y ellos estudian de 1º a 5º (nosotros de 1º a 3º), pero que desde que acabó el primer trimestre dejaron de dar clases y se fueron los profesores. Es decir, la escuela del Estado hace tres meses que está cerrada y nadie lo sabe. Les dije que alguien tenía que informar porque, aunque sean pocos niños y niñas, se merecen tener clases, y sólo están viniendo tres porque está a unas dos horas a pie subiendo la gran montaña de Mulumbua.

 

            Tatenda! Por estas escuelitas que se mantienen con un presupuesto mínimo. Creo que las escuelas gastan más en oraciones que en meticales. Llegamos a donde el Estado abandona a sus hijos más pobres, sólo eso me parece un milagro que nunca será reconocido por este gobierno que abandona la escuela pública. Nuestra escuela “ilegal”, acoge alumnos “legales”, que han sido abandonados a su suerte, pero que quieren seguir y se esfuerzan como titanes subiendo y bajando Mulumbua.

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