viernes, 22 de diciembre de 2023

Todavía tengo en mi oído y en mi corazón las palabras finales de mi tía Juana

 

Songo, miércoles 20 de diciembre de 2023

            Todavía tengo en mi oído y en mi corazón las palabras finales de mi tía Juana que, ayer emocionada me decía: “…adiós amor, te doy la bendición y que sigas con ese amor tan grande, que sigas pa’ lante, que nos parece que nos estás ayudando a nosotros”. Me emocioné tanto que todavía no le he podido responder a su mensaje tan hermoso y nacido del corazón.

            Todo esto venía porque le había puesto un mensaje ayer a mi prima Eva en el que le contaba que estaba preparando un almuerzo para los reclusos de la prisión de Songo. Fuimos más de 100 personas las que hoy estuvimos celebrando la “Navidad del preso”: unos 30 adolescentes que son monaguillos de la parroquia y que prepararon un teatro para los presos; unas 20 mujeres de Cáritas que prepararon canciones y la comida para ellos, 59 reclusos, los funcionarios de la prisión y algunos invitados como la jueza, el procurador, y el padrino de los presos.

            El padrino de los presos es una figura muy común aquí en todos los grupos e instituciones sociales (cárcel, hospital, escuelas, etc…) y su función es la de ser como un padre consejero, alguien que se preocupa por ellos y les da una ayuda en momentos de urgencia o necesidad. El padrino de la cárcel es el Doctor Madeira que es el director del Instituto Superior Politécnico de Ingeniería de Songo. Hoy el Dr. Madeira les habló al corazón y les regaló jabón, un cuaderno, un bolígrafo, un cepillo y pasta de dientes para cada uno.

            La fiesta fue como un motor de gasoil, comenzó fría, pero se fue calentando, hasta llegar una explosión de júbilo. Todo el meneo comenzó a las 6 de la mañana y salimos de allí a las 4:30pm.

 

            Tatenda! Las palabras de mi tía Juana me ayudaron a vivir este día de una forma diferente: “como si estuviese ayudando a mi propia familia”, porque así es. A estos jóvenes privados de libertad los quiero como hermanos, y hoy me comprometí delante de todos a iniciar la Pastoral Penitenciaria en este centro. Estoy feliz ayudando a mi gente, que es esta gente pobre, olvidados del mundo, recluidos por causa de la injusticia que golpea este país y porque perdieron, en algún momento, el camino del bien… Ayúdame Señor a ver en ellos a mi prima Eva, a mi hermano Roberto, a mi tía Juana, a mi sobrino Rafael, a mi familia, para que así pueda entregarles todo mi amor.



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