martes, 7 de diciembre de 2010

Desde que llegué a Mozambique...


Koboko, quinta-feira 22 de Julho de 2010
Mt 13, 10-17

Mis ojos desde que llegué a Mozambique no han dejado de ver. Mis oídos, desde que llegué a Mozambique, no han dejado de escuchar. Mi corazón, desde que llegué a Mozambique, no ha dejado de amar; ni mi boca de hablar, ni mis pies de caminar, ni mi alma de agradecer, ni mi piel de sentir, ni mi espíritu de amar… “En cuanto a ustedes, felices sus ojos porque ven y su oídos porque oyen” Por eso puedo decir que estoy feliz, plenamente feliz.
Pero, sobre todo, la felicidad no radica en mí, frágil y pecador, sino en aquellos y en Aquel que veo, oigo, siento, amo… Este pueblo es un auténtico canto de alabanza por su forma de vivir y de entregarse.
Anoche se quedó conmigo Albino y pudimos compartir la alegría de la visita pastoral, y sentimos que la amistad crece. A mediodía vino João Mboene para traducir la Historia de la parroquia que irá en el folleto de la Visita Pastoral. Con ambos y en ambos, descubro tu presencia cariñosa, tu pasión por el evangelio, tu paciencia, tu entrega generosa.

Inkomu! Por mis amigos, pero también por sus ojos, sus oídos, sus manos, sus pies, sus corazones y por sus familias. Dichosos ellos porque han sido elegidos por Ti, para que estén cerca de tu corazón, para que te escuchen y te vean, te sientan y te amen, y así se apasionen por tu Reino y trabajen hasta dar sus vidas.

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